Vamos a realizar un nuevo recorrido patrimonial por nuestra ciudad, en este caso de forma circular, partiendo de la Plaza Plateros y acabando en la iglesia del Carmen.
Comenzaremos
por la Plaza Plateros, una de las más pequeñas de la ciudad, pero con mayor
actividad. Si nos remontamos al medioevo, no sólo ha sido sede de plateros,
sino también fue mercado de verduras y carnes. Aquí se encontraba la picota
o rollo, donde se colgaban trozos de los ajusticiados, lo que provocó
la solicitud por los comerciantes de que fuese trasladada a otro lugar, por
razones obvias.
Pasó por diferentes nombres, sobre todo en base al movimiento comercial de la época, entre ellos el de Plaza de los Mercaderes, de la Verdura, Plateros, etc., llegando a 1916, donde se le llamó Pl. Carmen Núñez de Villavicencio.
Ya en
democracia, se le devolvió el nombre de Plaza Plateros, con el que actualmente
lo conocemos.
La plaza
conserva grandes ejemplares de árboles, casi centenarios, la mayoría Almeces
y algunas Jacarandas, cuyas copas se elevaban por encima de los
edificios, aunque han sufrido desmoches en algunas ocasiones. Entre ellos,
farolas de cuatro brazos rematadas en esferas, iluminan las noches mientras
pasean los viandantes o degustan el tapeo en las terrazas de los
bares.
Alzamos la
vista hacia la Torre de la Atalaya, lugar donde a mediados del siglo XV,
se instaló el primer reloj de la ciudad, y a la vez, la Torre sirvió de guía
mediante señales de humo de hogueras, cuando había peligro.
Es de
arquitectura gótico-mudéjar jerezano, adherida a San Dionisio, y se reconstruyó
en 1462. Era un edificio civil, con puerta a Plaza Plateros, pero cuando se
integró a la iglesia, esa puerta fue cerrada. La parte baja es musulmana y el
ático cristiano.
Continuamos
hacia la Plaza de la Asunción, pero antes nos desviamos a la derecha, en calle
Belén, donde rodeado por varios naranjos, se encuentra un monumento ecuestre,
réplica de la Plaza del Potro en Córdoba, regalo de dicha ciudad a la nuestra
en 1964, por el séptimo centenario de la reconquista de Jerez, en la que
colaboraron los caballeros cordobeses.
Cruzamos la
calle y ya nos encontramos en la Plaza de la Asunción, que antiguamente se la
conocía como Plaza de los Escribanos, porque allí se reunían los titulares de
este oficio, para redactar documentos públicos y privados, conservando este
nombre durante bastante tiempo.
En el
centro, destaca el monumento al Dogma de la Asunción de Ntra. Sra., inspirado
en el Románico, que fue erigido en 1950, y diseñado por Fernando de la Cuadra e Irízar.
Se pretendía dar la forma de un cirio gigante, cuya llama es la ráfaga de
hierro que envuelve a la Virgen.
Pasamos a la
Iglesia de San Dionisio, de estilo gótico-mudéjar, construida alrededor de
1457, y que debe su nombre a San Dionisio, obispo y mártir, nombrado patrono de
la ciudad por el rey Alfonso X, tras la reconquista del dominio musulmán, el 9
de octubre de 1264.
Fue declarada Monum. Hist. Artist. Nacional en 1964, siendo su fachada principal de tipo mudéjar, escoltada por naranjos, estando uno de ellos catalogado como singular, dentro del libro de árboles singulares de Jerez.
Tiene otras dos portadas,
del Evangelio y de la Epístola, esta última adornada también con naranjos y un
mosaico de la Virgen del Mayor Dolor, que fue restaurado por cerámica Santa
Ana.
La espadaña
de la iglesia es de dos cuerpos, resultando sus tejadillos y las cornisas muy
visitados por las palomas que acuden a esta plaza.
Los visitantes de nuestro blog que estén interesados en hacer un recorrido fotográfico por este templo, pueden hacerlo pinchando en el siguiente enlace:
Esta iglesia estaba muy unida al Cabildo, porque desde el medievo, las reuniones se hacían en la iglesia, hasta que no se hicieron las Casas Consistoriales.
La derecha, tiene 4 pares de columnas corintias pareadas. Aparecen algunas figuras, además del escudo de Felipe II, que tiene debajo dos sátiros con un jarrón con frutos. Las figuras, dentro de hornacinas, representan a Julio César y Hércules, estando junto a ellos las 4 virtudes cardinales, Justicia, Fortaleza, Templanza y Prudencia. Al edificio le fue añadida en 1789 una balaustrada y diez jarrones decorativos.
A su izquierda y en el frontal, hay 2 casas
señoriales de estilo neoclásico, habiendo sido utilizada una de ellas, así como
esta plaza, como escenario en la última película rodada en Jerez (El verano que
vivimos) y en la serie La Templanza.
Avanzamos por calle Letrados, llegando a la remodelada Plaza Vargas, con nuevo arbolado carente de colorido, compuesto por 4 palmeras llamadas Syagrus romanzoffiana, comúnmente Coco plumosa, y un par de ciruelos japoneses (Prunus salicina).
Plaza histórica desde la Reconquista, donde en
el num. 3, hace siglos, estaba la casa solariega de Garci-Pérez de Vargas, que
fue Alcalde la ciudad, y en el núm. 2 vivió el Marqués de la Escalera, donde
aún se conserva el escudo.
En la cercana calle Pozuelo y esquina con la calle Latorre se puede ver un edificio de estilo neoclásico que en su día albergó la Real Academia de San Dionisio y que hoy es la sala de exposiciones Pescadería Vieja.
En ese primer tramo de calle pero a la derecha hay una casa de construcción relativamente reciente y que se edifico sobre otra que en los años sesenta albergó la sede de los Boy Scouts de Jerez. Más abajo encontraremos en la parte izquierda una casa restaurada.
Cruzamos la
calle Visitación, entre cuyas blancas paredes, destaca al fondo la cúpula de la
Catedral, y llegamos a la calle José Luis Díez. Frente a la fachada del
ambulatorio, sobreviven aún 2 ejemplares de Jacarandas, de los cuatro que
había. El último cayó hace poco tiempo, provocado por el fuerte viento.
En la
esquina con calle Cruces, hay un Monumento a Maria Antonia de Jesús Tirado,
sobre un pedestal rodeado de Euonymus , y protegidos por
una valla de hierro.
Enfrente tenemos un edificio de grandes proporciones y que desentona totalmente del entorno. Se trata del ambulatorio central de Jerez que en los laterales tiene unos pequeños jardines con algarrobos, aligustres y brachichitos.
Alcanzamos
así la Plaza del Arroyo, que toma este nombre, de un arroyo que corría por esta
zona hasta el siglo XVII aproximadamente, el cual se utilizaba para deshacerse
de todos los restos, sobre todo orgánicos, que producía el negocio de las
pieles y carnicerías, entre otros. El arroyo nacía supuestamente cerca del
convento del Carmen, bajando por Carpintería Baja, Plaza Peones, Barranco y
Plaza del Arroyo, saliendo por el Caño de la Villa. Con la construcción de la
Colegial del Salvador, se decidió cubrir el arroyo y se produjo una importante
transformación urbanística, pasando de ser una zona marginada, a una de las más
elegantes de la ciudad, tanto es así, que empiezan a venir familias con un alto
nivel económico, que edificaron Casas Palacio y Casas señoriales.
A lo largo de su historia, esta Plaza obtuvo nombres diferentes, como Plaza San Bartolomé, Pl. del Duque de Tetuán, Pl. de Domecq, durante la dictadura, y finalmente, desde 1980, Plaza del Arroyo.
La parte
acerada central está rodeada de árboles, del tipo Albizia
julibrissin, que tienen la floración veraniega, cuyas cabezas globosas
plagadas de estambres, se asemejan a las crestas de la grulla coronada, con
tonos rojos y rosados.
Dentro de la
zona ajardinada, podemos contemplar el busto en bronce del sacerdote y escritor
jerezano, Padre Luis Coloma, obra del escultor valenciano Ramón Chaveli
y Carreres.
Uno de los
edificios que tiene historia en esta plaza, es la Casa-Palacio de los condes de
Puerto Hermoso, de estilo ecléctico, habitada por diferentes familias. Desde
mediados de la década de 1980, hasta finales 2020 fue la antigua comisaría de
policía, propiedad del Ministerio del Interior. En la portada tiene unas
cadenas sobre el dintel, las cuales simbolizan, que allí se alojaron los Reyes
Alfonso XIII y Victoria Eugenia, con motivo de la coronación de la Virgen del
Carmen, en 1925.
A la derecha
del mismo, otra Casa Palacio, de estilo barroco, construida en el siglo XVIII.
Hablamos del Palacio Dávila o Bertemati. A destacar la portada
barroca, profusamente decorada y el balcón de acusada curvatura, el cual tiene
un magnífico trabajo de rejería, plena de motivos decorativos, en el que se
puede leer el apellido de la familia que lo mandó construir. Son dos casas
unidas, pues estaban separadas por la calle limones, muy estrecha y tortuosa,
que llegaba hasta la actual de hoy dia. Pidieron permiso, cerraron la calle y
se unieron las casas. Fue la residencia familiar de la familia Davila Mirabal.
Después pasaría a propiedad de José Bertemati. Posteriormente, Enrique
Bertemati lo cedió a la iglesia, para uso de las hermanas de María Inmaculada,
el conocido servicio doméstico, en 1942.
En 2002 tras
las obras de restauración pasó a ser sede central de la Diócesis Asidonia jerez, y se
inauguró en 2005.
Seguimos por
calle Barranco y pasamos por Curtidores, donde estuvieron las tenerías, es
decir, donde se trabajaba en la limpieza y preparación de pieles. Continuamos
por la plaza Peones, adornada de naranjos, cuyos exuberantes frutos, apiñados
en racimos, asoman entre las frondosas copas, llenando de colorido invernal las
zonas aceradas. Es una plaza de traza irregular, que recibe su nombre por
ser el lugar donde acudían albañiles y peones del campo para ser contratados.
Desembocan en esta plaza la calle Castellanos y también la calle Estrella, en
adarve, que recuerda la fisonomía de la ciudad islámica.
Subimos por
Carpintería Baja y llegamos a la Plaza del Carmen, donde se encuentra la
Basílica de Ntra Sra del Carmen Coronada, de estilo barroco, siendo el actual
edificio de la primera mitad del siglo XVIII. La Orden Carmelita fue la primera
que se estableció dentro de intramuros, tras la reconquista.
En el
interior de la iglesia se encuentra la imagen devocional de la Virgen del
Carmen, cuya coronación tuvo lugar en 1925.
Los visitantes que deseen hacer una visita fotográfica a este templo solo tienen que pinchar en el siguiente enlace:
Basílica de Ntra. Sra. del Carmen
Este recorrido nos trae recuerdos de personajes,
comercios y escenas, vividos a lo largo de los años, en nuestra niñez y
juventud, los cuales vamos a intentar sintetizar en forma
de poema.
La Viña T, el kiosco de prensa, la farmacia
Lorente
El puesto de churros, el tabanco enfrente
La parada de taxis, el taxista Contreras, el teléfono
negro, llama el cliente
La droguería España, higiénico el elefante, papel
corriente
La esquina de la zapatería Gorila
Pelota verde de regalo en la época colegial
Ahora convertida en gran cervecería
Donde se tira la espuma, con arte y estilo sin igual
La barbería de los Manolos, junto a la Torre
El trino de los pájaros, en permanente festival
Papelería Salido, Muebles Camacho, la relojería
La confitería de Miguel, el bar el Recreo, la fuente
blanca central
Unos pasos hasta la Plaza de la Yerba
Conde Cañete del Pinar, Galerías Porro en un
lateral
Papelería Consistorio, Casa Quevedo, la antigua Cruz
Blanca
Iglesia de San Dionisio, el padre Bellido, sus misas a
pedal
De Letrados a Plaza Vargas, Carbones Polo, almacén
Marcano
Los Dos Deditos, la barbería, imprenta, El Habichuela,
comida artesanal
Sta Isabel, Mesón el Chachi, la Gota de leche, esquina
Visitación
José Luis Díez, Almacén de la Riva, Academia de D.
Nicolás
Plaza del Arroyo, Mesón Canaleja
La carbonería, el almacén de Gaspar
Clínica del Dr Timermans, esquina calle Salvador
Clínica de Romero Palomo, frente a las escaleras de la
Catedral.
Y dejamos la rima latente
A los recuerdos de nuestra mente
Muchas vivencias por los barrios y su gente
Casas de vecinos, Casas-Palacio influyentes
El contraste del hambre, mezclado con la clase
pudiente.
Joaquin Caro