Excursión que realizamos 5 amigos el primer día del mes de abril, a los Molinos de Santa Lucía, parando previamente para desayunar en Medina, en la Venta Candela. Posteriormente nos dirigimos al núcleo rural de Santa Lucía, cercano a Vejer, dejando el vehículo en el aparcamiento situado cerca del sendero.


Tras dialogar un ratito con el guarda del parking, nos pusimos en marcha pasando junto a una hermosa Carica papaya a la entrada del mismo, y nos topamos en primer lugar con el antiguo molino de Santa Lucía, rodeado de vegetación, y donde comenzamos a inspeccionar algunas de las coloridas plantas que nos fuimos encontrando, entre las que mencionaremos la Ipomea indica; la Ageratina adenophora con seudoumbelas blancas y amarillas, formando un coro de cabecitas peludas; la Salvia broussonetii con flores brillantes y moradas; los Culantrillos (Adiantum capillus-veneris) o en el centro, las famosas calas (Zantedeschia aethiopica ) con su envolvente Espata blanca, en forma de cucurucho, del que emerge el espádice de color amarillo.
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Ipomea indica |
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Ipomea indica |
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Ageratina adenophora |
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Ageratina adenophora |
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Salvia broussonetii |
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Salvia broussonetii |
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Calas (Zantedeschia aethiopica ) |
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Calas (Zantedeschia aethiopica ) |
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Adiantum capillus-veneris |
Un par de compañeros subimos a la atarjea del molino para tener una visión más amplia del entorno, contemplando desde el ángulo de 90º sobre el muro repleto de cañaverales, cómo el agua iba cayendo lentamente a través de algunos delgados hilos transparentes, que formaban diminutas cascadas, refrescando continuamente las capas verdes de musgo, adosadas a las húmedas y relucientes piedras del molino.
Bordeamos el parking, adornado al pie del camino por grupos de Daturas y Brugmansias , cuajados de sus características flores en forma de trompetas.
El camino que nos conducía hasta el sendero, resultó de lo más atractivo para nuestro querido y profesor de botánica, pues la cantidad de plantas que crecían a ambos lados, alimentadas por el continuo transitar de agua por los lados, ya nos ocuparon bastante tiempo, para fotografiar e ir tomando nota de sus nombres científicos. Así que vamos a dar un pequeño repaso a esas distintas especies.
Leersia hexandra (pasto de agua), delgada espiguilla de una sola flor, en la que sólo se fija una persona experta ; Rostraria cristata (rabo de zorra), una gramínea frecuente en prados, y la amarillenta Oxalis pes-caprae , que la mayoría en nuestra niñez hemos masticado su tallo.
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Leersia hexandra |
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Rostraria cristata |
Las casas que lindan con el camino, también albergan distintos tipos de plantas, que asoman por las alambradas y verjas, ayudando a expandir la vegetación. Entre unas y otras, vemos el Jasminum polyanthum
(jazmín chino), procurando olor y colorido; Cañas de azúcar, Allium triquetrum , con flores acampanadas colgantes, de pétalos blancos y nervio medio ancho y verde; Trifolium repens, Rubus ulmifolius, Borago officinalis y muchos Ranunculus de color amarillo oro.
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Jazmín polianto |
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Jazmín polianto |
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Caña de Azúcar |
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Allium triquetrum |
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Allium triquetrum |
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Trifolium repens |
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Borago officinalis |
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Ranúnculo |
Como ya hemos comentado, la abundancia de especies de sucedían en el corto trayecto hasta el comienzo del sendero, por lo que vamos a nombrar unas cuantas más, aunque hemos dejado algunas en el tintero.
Continuamos con la Poa trivialis, un tipo de gramínea apta para césped y para los greenes de los campos de golf. Junto a la entrada del sendero, unos Cyperus longifolius , parecidos al paragüitas, pero más pequeños; también una planta dioica, la Mercurialis annua , de la familia de las Euphorbiaceae; y las Nasturtium officinale (berro de agua), rico en yodo, hierro, vitamina A, C, E, que dicen que alivia la bronquitis, cuyas flores blancas de 4 pétalos, forman unas cabecitas en forma de umbelas con el centro de color verde.
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Poa trivialis |
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Cyperus longifolius |
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Mercurialis annua |
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Nasturtium officinale |
Nuestro lento avance sigue salpicado de plantas, incrementando nuestra cultura botánica, que, en estos casos, con tanta amalgama de nombres, no deja de sorprendernos. Seguimos con el Geranium sanguineum , con flores rosas 5 pétalos, el Urospermum picroides (parecido a la cerraja), la ya conocida Fumaria officinalis y el Smyrnium olusatrum
(apio caballar), que alcanza el metro y medio de alto, con hojas dentadas y flores amarillo-verdoso.
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Geranium sanguineum |
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Geranium sanguineum |
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Urospermum picroides |
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Urospermum picroides |
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Fumaria officinalis |
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Fumaria officinalis |
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Smyrnium olusatrum |
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Smyrnium olusatrum |
Antes de llegar a la primera cascada, junto al Molino del Hoyo, nuestro profesor nos señaló un Tetraclinis articulata (ciprés de Cartagena), cuyas piñas tienen 4 escamas fructíferas. Junto a él, un Callistemon viminalis
en flor, atrapado por una tupida enredadera de Ipomea indica, resultando una bonita combinación de colores rojos y morados, al borde del camino.
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Tetraclinis articulata |
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Tetraclinis articulata |
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Callistemon viminalis |
Tras fotografiar la cascada mencionada, nos desviamos a la derecha, comenzando a ascender hacia el Molino del Batán, en un estrecho sendero prácticamente cubierto de vegetación.
La entrada a los restos del Molino, está presidida por
un magnífico ejemplar de Metrosidero excelsa, que en época de
floración debe estar espectacular, aunque ahora nos conformamos con verlo
cuajado de pelirrojas raíces aéreas, como si fuese un gran personaje barbudo
que custodiaba su entrada, y que me hace recordar al gran Gandalf con su
inseparable cayado, apareciendo entre montañas a contraluz, en su lucha contra
los orcos. Estuvimos un rato inspeccionando el lugar, con las piedras y
paredes cubiertas de musgo y humedad, así como agua tras las oquedades.
Continuamos la subida, y seguidamente alcanzamos el acueducto, cuyos
grandes arcos se elevan majestuosos, manchados de paneles verdosos y
arbitrarios, que la humedad y el musgo va confeccionando a su antojo.
Los
alrededores tienen una exuberante vegetación, sobre todo de grandes hojas del Acanthus mollis,
que pronto estarán en floración. Otra exploración a través de los arcos,
nos llevó a un gran ejemplar de Syagrus romanzoffiana, bajo cuyas
ramas colgaban sus frutos, aún verdes. El sendero se bifurcaba y se unía
en algunos tramos, prevaleciendo la espesa vegetación, que a veces, superaba
nuestras cinturas. En algunos claros de esa espesura, abundancia de Arum
italicum (monoica), que tiene flores masculinas arriba y femeninas abajo.
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Syagrus romanzoffiana |
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Syagrus romanzoffiana |
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Arum italicum |
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Arum italicum |
Pronto llegaríamos al Molino El Garrobo, también custodiado por otro
impresionante ejemplar de algarrobo (Ceratonia siliqua), como un gran
pulpo con sus tentáculos extendidos, que contaba con varios troncos
incrustados entre enormes piedras. Tras él, una pasarela de madera rodeaba
la pared del molino, que nos lleva a contemplar la cascada de agua bajando
desde las alturas, formando escalones resbaladizos entre árboles y arbustos,
que van dejando paso a las cristalinas aguas, las cuales continúan su camino
ladero abajo, pasando por el Batán y terminando en el de Santa Lucía.
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Algarrobo (Ceratonia siliqua) |
Llegamos
a la parte más alta del sendero. donde está el Molino de Miraflores, y desde el
mirador contemplamos las vistas de Vejer, dando colorido a nuestros pies,
un grupo de Antirrhinum majus, de color rosado, siendo la forma de la
flor muy característica, por lo que tiene multitud de nombres comunes, como
boca de dragón o conejito, aunque su nombre deriva por la forma de nariz que
esconden sus pétalos.
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Antirrhinum majus |
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Antirrhinum majus |
El día
anunciaba lluvia, y comenzaron a caer algunas gotas, lo cual nos llevó a
regresar por el mismo camino en previsión de que el día empeorase.
Afortunadamente llovió poco tiempo y pudimos tomar el rengue en el parking,
acompañados del cuidador del mismo y sus dos perros, uno era un Border collie,
muy juguetón, que sólo quería recoger la pelota o cualquier palo que se le
tirara; y el otro más pequeño, que no recuerdo su raza, con el nombre de Franco,
más inquieto y escandaloso que el anterior.
Luego, nos
trasladamos a comer a La Quebrada, en uno de sus merenderos, pasando la tarde
tranquilos, pues no había apenas público. La zona estaba muy concurrida de
hierbas y flores, e hicimos una inspección por los alrededores, a ver si
encontrábamos algo interesante.
Comenzamos
por la Cynoglossum creticum, conocida como "lengua de perro",
de color violeta con venación reticulada; seguimos con la ya conocida Euphorbia
helioscopia, con sus verdes hojas abovadas o espatuladas, unidas como
cunitas en un carrusel. El espacio para pasear era grande, pero la densidad
floral era muy concentrada y variada, así que se sucedían las especies una tras
otra, como la Salvia berbenaca, con flores de color violeta, labio
superior cóncavo, inferior bidentado, simulando a una larga lengua burlona.
Seguimos con otras ya conocidas como el Ornithogalum (leche de pájaro),
la Silene colorata o la Centaurea pullata.
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Cynoglossum creticum |
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Salvia berbenaca |
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Ornithogalum |
Ahora, tras
intentar hacer parte del recorrido de la pista americana, que resultó tan
difícil como nombrar a las dos que vienen ahora: encontramos la Gynandriris
sisyrinchium, lirio de flores azules, con manchas amarillas y blancas en el
centro de los tépalos; y el Tetragonolobus maritimus, de color amarillo,
con estandarte y quilla, que se me infunde a un sombrero mexicano del que
cuelga un gran mostacho, como Yosemite Sam, de la Warner Bross, pero en
amarillo.
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Gynandriris sisyrinchium |
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Tetragonolobus maritimus |
Y ya
terminamos este maratón floral, con otras más habituales como la Cistus
albidus, la Centranthus ruber, la Centranthus calcitrapae (valeriana
española), la Anagallis arvensis, ahora llamada Lisimachia arvensis,
y la Sherardia arvensis, con flores blancas de 4 pétalos y hojas
verticiladas.
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Cistus albidus |
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Centranthus calcitrapae |
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Lisimachia arvensis, |
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Sherardia arvensis |
Un día muy
completo, botánicamente hablando, que pudo haber sido más extenso en el
recorrido, si la lluvia no hubiese aparecido.