Desde este bonito y único rincón se quiere divulgar al mundo entero que Jerez además del patrimonio multi-cultural , turístico ó festivo conocido por casi todos, tiene un patrimonio arbóreo por desgracia desconocido para la mayoría de los ciudadanos de nuestra ciudad.
¿Quiere ayudarnos a descubrirlo.......?

domingo, 14 de febrero de 2021

De Capuchinos a la Alameda Cristina. El Parque Central de Jerez.

 

                    

             “EL PARQUE CENTRAL DE JEREZ”

 

DE CAPUCHINO A CRISTINA, UN RECORRIDO POR EL FUTURO ESPACIO VERDE DE LA CIUDAD.

 

 

Si Jerez de la Frontera fuera una ciudad moderna y no anclada, como a veces nos parece, en el siglo XIX, ya tendría su centro histórico peatonal. La mayoría de las ciudades medias europeas, buena parte de la mitad Norte de España y algunas más avanzadas como la vecina Málaga, han convertido sus cascos antiguos en espacios solo para el disfrute, el paseo y la convivencia.

 

Han eliminado el trafico rodado y sus ciudadanos acuden allí paseando, en bici, patines o en autobuses pequeños en busca de una buena terraza para merendar, tapear, cenar, o simplemente para hacer una compra, adquirir cualquier regalo o visitar una bonita exposición.

 

Pontevedra, Vitoria, Oviedo, Valladolid, Vigo, A Coruña y un sin fin de ciudades de ese porte han optado, y con gran éxito, por esta política y sus gobernantes han alcanzado, por lo general, un gran rédito por ello.

 

¡Y en casi todas ellas siempre existe un parque central! un lugar donde tomar el sol o la sombra, donde llenar los pulmones del aire puro, donde admirar la belleza de los árboles o de un rosal en primavera. Donde poder leer un libro bajo un árbol, escuchar el canto de los pájaros, o pisar con sus pequeños o con sus mascotas un tupido y blando césped.

 

Y Jerez dispone también de su espacio verde en el centro, el que comprende desde el bulevar de la ronda Capuchinos hasta El Mamelón, la Alameda Cristina y la elegante plaza Aladro. Un lugar llenos de árboles singulares, con moreras recortadas, cocoteros plumosos, raros almeces americanos, sóforas que amarillean al principio de los veranos, plátanos de paseo y palmeras que parecen tocar el mismo cielo.

 

Y todo ello rodeado de estupendos palacios, como el de Marqués Montana, con su espléndida fachada barroca y sus bellas columnas retorcidas y de monumentales iglesias, como las de Santo Domingo y su delicioso claustro tardogótico, que podría ser un centro de verdadero arte o un museo de la ciudad que montara exposiciones pictóricas relevantes, de esculturas itinerantes o conciertos de música para soñar.

 

Por este espacio de tantas posibilidades hemos paseado los miembros de nuestra Asociación soñando también en que algún día toda este emplazamiento se convierta en el lugar de encuentro, de garveo, de evasión y en una escapatoria al ruido y al humo de los coches. Un verdadero jardín en el mismísimo centro de nuestra ciudad.

  

A continuación les comentamos los principales elementos arbóreos que actualmente pueden disfrutarse en este formidable pulmón de la ciudad:

 

Comenzamos en Capuchinos y continuamos por el bulevar que conecta con Aladro.

 

Ante la fachada de la iglesia conventual se dispone una hilera de moreras ( Morus alba). Curiosamente estos árboles son casi los únicos de la ciudad que son podados regularmente todos los inviernos. En otoño, sus grandes hojas adquieren una tonalidad amarilla dignas de admirar.

 









El bulevar de capuchinos y el carril bici que discurre por su centro esta bordeado por palmeras cocoteras  (Arecastrum romanzoffianum) y varias del tipo Washingtonia robusta, que se han adaptado bien a nuestro clima y dado un toque de exotismo al lugar. Les acompañan unos interesantes setos, regularmente muy bien recortados, de abelias (Abelia grandiflora), que son los únicos que existen en las calles de la ciudad. En las aceras laterales vemos alineaciones de naranjos amargos (Citrus aurantium) que en invierno ponen su nota de color con sus copas rebosantes de frutos y en primavera nos estimulan el olfato con el aroma del azahar.

 

















A la entrada de la Alameda del Mamelón y frente al monumento de San Juan  Bautista de la Salle, nos topamos con un extraño arbusto que se confunde con un cafeto, pero que en realidad es un Acokanthera oblongifolia, una planta originaria de Sudáfrica y que curiosamente es altamente tóxica.

 










Acokanthera oblongifolia
















Los plátanos de paseo (Platanus x hispánica) son los árboles de sombra más frecuentes en la mayoría de las ciudades de Europa y aquí forman una estupenda enfilación, aunque varios ejemplares fueron talados recientemente injustificadamente y fueron sustituidos por  varios ciclamores y un par de ginkgos, que a nuestro parecer no encajan en ese entorno.

 











El monumento al fundador de las escuelas La Salle estaba rodeado hasta hace unos años por cuatro espléndidas palmeras, dos de las cuales se perdieron por la acción depredadora de los escarabajos picudos que han azotado a buena parte del extenso palmeral jerezano, especialmente los ejemplares de esta especie ( Phoenix canariensis). Jerez de las Palmeras, se llegó a definir jocosamente en algún momento y donde se decía: “Que en Jerez habitaban más palmeras que en el propio Elche…”

 












Alrededor de una exagerada fuente, casi siempre “escacharrada”, que ocupa actualmente el solar que hasta los años sesenta albergo el Palacio de los Marqueses de Salobral, convive un bonito drago (Dracaena draco) compañero de otro ejemplar que se perdió junto a un hermoso cerezo rojo (Prunus cerasifera), también perdido y que recordamos aquí.

 

Drago que se perdió con una tormenta

















Cerezo rojo también perdido

Rodeando el monumento al enganche jerezano se pueden apreciar diversos arbustos recortados, un interesante grupo de palmitos (Chamaerops humilis), además de un par de olivos (Olea europea), uno de los cuales en el interior de un parterre relleno de rosales sevillanos, de un precioso color bermellón y que dan una de las escasas notas de color con las que cuenta la ciudad actualmente. Recientemente se bordeó el carruaje de bronce con una hilera de lentisco ( Pistacia lentiscus) que es otra novedad en toda la ciudad.

 

































En la acera opuesta hay otro grupo de parterres que llevan varios años sin rellenar de sus habituales cinerarias y petunias y donde destaca un limpiatubos o árbol del cepillo ( Callistemon viminalis), una morera péndula (Morus alba pendula) y una pequeña chorisia ( Ceiba speciosa) que plantó allí uno de los miembros de nuestra asociación y con motivo del nacimiento de su primer nieto.

 



 







Continuamos nuestro peregrinar hasta la Plaza de Aladro, llamada así en honor de célebre jerezano Juan Pedro Aladro, que residió en el palacio anexo, fue diplomático y llegó incluso a ser aspirante al trono de Albania. Allí nos encontramos con un espléndido ejemplar de pica-pica (Lagunaria patersonii) de un porte extraordinario y viejísimo, la más antigua de la ciudad.

 




Pica pica Lagunaria catalogado como árbol singular de Jerez

 La plaza, que se ha convertido en el lugar de moda y de la mejor gastronomía jerezana, está  bordeada  por ejemplares de acacias de Constantinopla ( Albizia julibrissin) que conviven con dos majestuosas palmeras (Washingtonia filifera) y otra de la especie abanico de China Livistona chinensis, una verdadera rareza digna de contemplar, así como una excelente palmera canaria (Phoenis canariensis) y un estupendo laurel (Laurus nobis).

 


Palmera de abanico china (Livistona chinensis) catalogada como árbol singular de Jerez




Laurel















Al fondo de la frondosa plaza se distinguen cuatro almeces americanos (Celtis occidentalis) que provienen de la Expo Universal de Sevilla de 1992.

 

Almeces americanos (Celtis occidentalis)

Uno de estos almeces esta catalogado como árbol singular de Jerez



Antes de llegar a nuestro destino final nos acercamos a la plaza de San Andrés, o de las Atarazanas, llamada así por la existencia allí de un cobertizo muy antiguo utilizado primero como arsenal y más tarde como bodega, que todavía subsiste.

 











 Flanqueado por 10 olivos (Olea europea), plantados hace unos 15 años, puede verse un monumento dedicado a las edades del hombre de la escultora Miriam Guerra y la fachada del palacio de las Atarazanas, que fue propiedad de la familias Gordon y donde se sabe que pernoctó Lord Byron en su visita a Jerez en 1809.

 






Casa Palacio de Las Atarazanas

 








El jardín interior de este palacio, que más tarde perteneció al Marqués de Torresoto, esta adornado con una inmenso magnolio (Magnolia grandiflora), un toronjo (Citrus x paradisi) y una interesante bergamota (Citrus x bergamia), hermana de las que existen en la finca El Altillo,pero de mejor porte.

 En el jardín de colegio de la Compañía de María, que perteneció igualmente a la familia Gordon, pudimos admirar una interesante colección de árboles entre las que destacan una excelente encina (Quercus ilex), varias robinias de buen porte ( (Robinia pseudoacacia), varios buxus balearica y árboles del amor (Cercis siliquastrum).

 























No podemos olvidar que en esta plaza estuvo abierto hasta los años ochenta el Cine Jerezano, de grato recuerdo para muchos jerezanos.

 


Seguimos el recorrido por la calle Rosario con sus bonitas alineaciones de naranjos amargos en sus aceras y donde encontraremos el Conservatorio de Música ubicado en un antiguo casco bodeguero.

 


 Entre la Plaza Aladro y la Alameda Cristina encontramos el mencionado anteriormente Palacio de Montana, más conocido por el Palacio Domecq del siglo XVIII y de estilo barroco.

 






















Justo delante de este palacio se encuentra el monumento que se erigió en honor de Pedro Domecq y Nuñez de Villavicencio, Marqués de Casa Domecq, y que tiene unos bajo relieves con los motivos de la caridad y la enseñanza.

 















Llegamos por fin a nuestro destino final, la espléndida Alameda Cristina y para asombrarnos ante sus doce impresionantes palmeras de más de 30 metros de altura (Washingtonia robusta) y que nos pareció imposible que pudieran mantenerse de pie, pese a los días de tormentas o de fuerte levante.

 












El paseo central de la Alameda Cristina además de las palmeras, tiene una buena alineación de sóforas o árboles de las pagodas (Sophora japónica) y es uno de los lugares más bellos de la ciudad y desde la que puede contemplarse el recinto majestuoso de la la iglesia del Convento de Santo Domingo, un templo donde se conjugan los estilos mudéjares, góticos, renacentistas y barrocos ( sXV-XVIII) y una verdadera obra de arte. 
















En su puerta principal, como dos guardianes, encontramos dos macetones que contienen unas scheffleras.

 


















En un lateral de Santo Domingo, justo entre las casas  de hermandad de La Oración en el Huerto y  La Virgen del Rocio hay un pequeño parterre con un olivo que debido a una enfermedad ha sido podado y que está rodeado de clivias.


Si nuestro visitante desea hacer un recorrido fotográfico por este templo, puede hacerlo pinchando en el siguiente enlace:

Convento de Santo Domingo


En el lateral opuesto de la alameda podemos ver casi escondida entre dos edificios la capilla de San Juan de Letrán,  cuyo origen está vinculado al Hospital de San Sebastian. Actualmente es la sede de la popular hermandad de Jesús Nazareno. En su pequeño patio de entrada podemos contemplar unos bonitos naranjos amargos.

 

















Finalizamos la visita a este lugar, que hemos llamado El Parque Central de Jerez, en el delicioso claustro del convento de Santo Domingo, bien de interés cultural y patrimonio histórico de España hoy convertido en centro de celebraciones diversas, pero que consideramos que debe ser usado para actividades de mayor enjundia y relieve. Su reciente restauración deja mucho que desear, pero creemos que este debe ser el epicentro de la dinamización cultural del casco antiguo la ciudad y de toda esta “Gran parcela verde y maravillosa de nuestro Jerez”.

 


 












 




 

   


Próximamente seguiremos publicando otras rutas por el centro de Jerez.