En los últimos meses ha sido objeto de debate en nuestra ciudad el proyecto de instalación de un parque eólico en plena zona de viñas con lo que ello puede conllevar por su impacto paisajístico y medioambiental, por lo que dicho parque lastraría el desarrollo agrícola y turístico de la misma.
Esto no quiere decir que estemos en contra de las energías renovables, todo lo contrario, pero un emplazamiento tan singular dentro del Marco de Jerez debe preservarse para el futuro.
Por esa razón traemos a nuestro blog el articulo de nuestro buen amigo Juan Luis Vega publicado el pasado domingo día 13 en el DIARIO DE JEREZ
El cementerio de Macharnudo
Si el sabio Lucius Junius Columela
levantara la cabeza y viera la barbarie que se esta edificando cerca de su
majuelo ceretano cercano a Macharnudo, pediría una buena ración de cicuta a su
amigo Séneca y volvería a enterrarse de nuevo en el hoyo.
Algo parecido haría otro docto
viñador, Plinio El Viejo, que pediría a Roma su cese inmediato como procurador
de la Hispania y el regreso al volátil séquito de Nerón, aunque fuera solo para
trabajar como jardinero en su recién inaugurada Domus aurea.
Pues sí, porque el desaguisado que se
quiere levantar, o lo que es peor la construcción segura de unos cuantos
areogeneradores de casi la altura de la torre Eiffel, es como convertirlo a
medio plazo en un cementerio. Algo inaudito, destrozar con esos molinetes
gigantes al mejor de los pagos jerezanos, el que posee tierras albarizas más
finas que la misma harina y un terruño de tosca de barajuelas que garantiza la
mejor calidad a nuestros vinos. Sí, pues ese idílico paraje va a quedar hecho
polvo, casi enterrado de aquí a la nada y todo ante la falta de sensibilidad y
la mirada hipócrita de nuestros representantes políticos.
Un Pago que fue hace tres
millones de años un extenso mar, como ha demostrado el gran investigador de
estas tierras Beltrán Peña, los dominios poseedores de un suelo riquísimo,
repleto de fósiles marinos, de diatomeas, restos de algas y microorganismos
unicelulares, que no solo garantizan esa calidad, sino la mayor de las
producciones posibles, tal como escribía el mismo Columela a otro viticultor
vecino, Celso, en su De re rustica: "Pues parece cosa de prodigio lo que
ha sucedido en nuestras haciendas de los Ceretanos le dice a saber, haber en
la tuya una vid que haya pasado su producto del número de dos mil racimos y en
la mía ochenta plantas injertas que a los dos años de esta operación dieron
siete cúleos de vino…".
Y ahora, dos mil años después,
se quieren cargar toda esta maravillosa historia y de camino la posibilidad de
que millares de personas puedan pasear por el carril que lo atraviesa, desde la
Cañada de la Loba hasta casi la antigua Asta Regia, hoy también enterrada,
desgraciadamente.
Gente amante de nuestra cultura
vitivinícola que podrían admirar ese paraíso y sus carriles cubiertos de
flores de borrajas, zullas y margaritones, en cada primavera, fotografiar los
vuelo rasante de los gallitos de marzo, los bandos de jilgueros y sonreír
viendo los caracoles apretujados y dormidos en las varas dulzonas de los
hinojos.
Desaparecerá el más bello
paisaje ondulado y cargados cepas, jamás superado y esos cerros blancos que
parecen como salidos de un cuento. Y lo que es peor, que esos futuros
enoturistas no puedan enamorarse de una puesta de sol en cualquier tarde de
otoño y ni siquiera tocar los racimos rellenos del mejor néctar, como si
fueran, ellos, los mismísimos dioses.
¡Por Dios, no perdamos todo
eso. No enterremos nuestro patrimonio, mantengámosle vivo aunque solo sea para
que lo puedan disfrutar nuestros hijos y toda la gente amante del vino que en
el mundo existe!
Lo renovable no son nuestros
campos convertidos en eriales llenos de torres y espejos, sino los millones de
cepas de vid y los alcornoques de los bosques cercanos, que llenan nuestros
pulmo-nes de aire sano.´
Juan Luis Vega
13 de Febrero 2.022
Precisamente se ha convocado una marcha para el sábado 19 de Febrero en protesta del controvertido proyecto.