Martes 23 de
marzo, nueva visita al Guadalete. Tras desayunar en la Venta Cartuja, hicimos
una visita corta alrededor del puente del siglo XVI para tomar fotografías, contemplando el
paisaje verde, combinado con el colorido de las flores y plantas de este
tiempo.
El morado de la Malva sylvestris, la Echium
plantagineum y los Silybum marianum, o el amarillo de la Sonchus
oleraceus, daban juego con el fondo de los arcos del puente y las aguas
del Guadalete.
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Malva sylvestris |
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Echium plantagineum |
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Silybum marianum |
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Sonchus oleraceus |
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Sonchus oleraceus |
Luego nos dirigimos hacia la Venta Las Carretas, para partir
desde el mismo lugar que hace un mes exactamente, el puente de la Greduela. En esta ocasión, siguiendo el
curso del río en su margen derecha y hacia el puente de Cartuja, íbamos a descubrir un nuevo sendero, desconocido para nosotros.
Situados en
el puente, el paisaje había cambiado totalmente desde la última vez. Los álamos
(Populus alba) se habían cubierto de sus características hojas
ovaladas o palmeadas, dentadas, con el haz verde oscuro y el envés blanquecino,
que parecen estar constantemente enviando señales luminosas, cuando la suave
brisa mece sus ramas.
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Populus alba (Alamo blanco) |
Los amentos femeninos se iban deshaciendo
lentamente, esparciendo sus semillas envueltas en pelusas flotantes, que se van
posando entre ramas y arbustos, dejando los caminos y el terreno cubiertos de
una capa blanquecina, que simulan un paisaje nevado.
Hechas las
inspecciones rutinarias del entorno, bajamos hacia el río, en cuya vereda
íbamos encontrando distintas especies de hierbas, flores y arbustos, entre los
cuales distinguimos a los hinojos (Foeniculum vulgare), con
abundantes caracoles; la estrellada Centaurea pullata, resaltando
con su colorido rosa fucsia; las inflorescencias de la Euphorbia
segetalis, en umbelas, formando pequeños cuencos de color verde
claro, o las adhesivas espiguillas siempre presentes en los
espacios verdes.
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Hinojos (Foeniculum vulgare) |
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Centaurea pullata |
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Centaurea pullata |
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Euphorbia segetalis |
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Euphorbia segetalis |
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espiguillas |
El lateral estaba cubierto de espinosos Rubus ulmifolius,
los cuales, afortunadamente, habían sido limpiados de la parte más próxima al
cauce, y pudimos caminar junto a la orilla del Guadalete.
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Rubus ulmifolius |
Algunos
arbustos y plantas habían crecido cercanos al agua, y con la floración, pronto
llenarán de colorido ambos márgenes, como grupos de Lythrum salicaria,
repartidos en diversos tramos. También iban cogiendo espacio las Conium
maculatum, muy tóxicas, con sus espigados tallos acabados en pequeños
paragüitas de flores blancas.
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Lythrum salicaria |
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Cicuta (Conium maculatum) |
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Cicuta (Conium maculatum) |
Continuamos
por la zona despejada, destacando algunos ejemplares por su forma o tamaño. Un
eucalipto de gran porte, así como un voluminoso tamarix; álamos
pegados al río, con sus ramas dobladas casi tocando las turbias aguas, y otro
haciendo equilibrios, casi perpendicular al suelo, intentando conservar la vida
en esa difícil postura.
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tamarix |
Algunos tarajes inclinando sus ramas, asomándose
al paso de la corriente, y remojándose en la cercana orilla, nos daban paso al
inicio del sendero por la parte accesible, contigua al río.
Nuestra
experiencia aconseja no hacerlo en pantalón corto, aunque en Semana Santa
podría ser un sistema de penitencia, para quien guste flagelarse las
piernas.
A pesar de
la vegetación, el camino se veía asequible, y fuimos avanzando entre la joven
arboleda, las altas zarzas, un mar de ortigas y muchas ramas secas. La espesura
por la parte izquierda, impedía que nos acercáramos al río, así que había que
seguir el sendero hasta que llegamos a un pequeño claro que daba acceso al
mismo. Esa abertura estaba flanqueada por la tradicional arboleda de álamos,
con los troncos verdosos por el grado de humedad, y algunos tarajes junto a la
orilla.
Los Rubus
eran nuestros eternos acompañantes, con los ramales cubiertos de rojas espinas,
entre las que se enredaban las pelusas de las semillas de los amentos. El sol
se filtraba entre los ramales, dejando al descubierto las elaboradas telas de
araña, que brillaban ocultas entre hojas y púas repartidas en la
vegetación.
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Rubus (Zarza) |
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Rubus (Zarza) |
No podían
faltar en esta época las peludas borrajas (Borago officinalis),
con sus tallos como tentáculos terminados en cápsulas ovoides, de las que van
saliendo unas bonitas flores de pétalos azules triangulares, desde cuyo centro
salen unos estambres negros, que se unen en la punta, formando una especie de
aguijón, y en conjunto puede simular la cabeza de un insecto.
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Borrajas (Borago officinalis) |
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Borrajas (Borago officinalis |
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Borrajas (Borago officinalis |
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Borrajas (Borago officinalis |
Más
adelante, el sendero buscaba la salida hacia un carril paralelo, al que llegamos
dejando atrás una concentración de Diplotaxis virgata. Accedimos
al carril, cruzamos una cancela, y seguimos avanzando sin perder de vista el
tupido cauce del río.
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Diplotaxis virgata |
Vimos un
hueco por donde acercarnos nuevamente, y poder tener las aguas más próximas, y
nos aventuramos cual Indiana Jones, a descubrir un nuevo sendero.
Entre ramas
y arbustos, trozos de tuberías, utensilios de pesca, maderas y estacas, fuimos
buscando otro de los accesos al río, donde el paisaje continuaba selvático, con
multitud de lianas colgantes de trepadoras, que se repartían entre las ramas de
los álamos, de las que seguían deshaciéndose los amentos.
Avanzamos un buen
trecho, abriéndonos paso con la ayuda de alguna rama caída, teniendo precaución
con las abundantes ortigas y espinas de las zarzas. Las cicutas por esa
zona superaban los 2 metros de altura, con gruesos troncos, emulando a jóvenes
árboles.
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Cicuta (Conium maculatum) |
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Cicuta (Conium maculatum) |
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Cicuta (Conium maculatum) |
Otras plantas y flores iban apareciendo en nuestro camino, destacando
las crestas amarillas de las cerrajas (Sonchus oleraceus), o el
azul de la comúnmente llamada lengua de perro (Cynoglossum creticum),
con pelos adosados a tallo y hojas, sobre los que también se adherían las
pelusas de las semillas de los álamos.
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Cerrajas (Sonchus) |
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Cynoglossum creticum |
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Cynoglossum creticum |
Ramas y
troncos caídos, dispersos cañaverales, troncos de álamos enfundados en
Aristolochia baetica, destacando entre las trepadoras hojas, los
erguidos candiles de tonos marrones, fueron algunos de los componentes del
ausente sendero, antes de no poder seguir avanzando, pues la maleza formaba una
densa cortina.
Subimos hasta el carril, y continuamos hacia delante entre
álamos y la lluvia de sus semillas, que se desplazaban lentamente, quedando
prendidas entre ramas y arbustos, aunque la mayoría se posaba a nuestros pies,
dejando el terreno cubierto, por estos imitadores de copos invernales.
Llegamos a
campo abierto, donde el río estaba libre de arboleda por nuestra orilla,
pudiendo fotografiar su curso en ambas direcciones.
Desde esa
posición, la vista alcanzaba toda la loma en diferentes alturas, siendo el
plano más cercano el de un eucalipto de porte medio, rodeado de Opuntias cilindricas.
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Opuntias cilindricas |
A la izquierda
del grupo de cactáceas, se alzaba una pequeña elevación cubierta de margaritas
amarillas (Glossopappus macrotus), que llenaba de colorido este
mini prado, compartiendo el espacio con otras plantas, como las flores rosadas
de la Fedia cornucopiae, bajo las que paseaban una pareja
de Berberomeloe majalis, con sus característico traje negro
de rayas rojas.
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Fedia cornucopiae |
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Berberomeloe majalis |
El violeta y amarillo de los Convulvulus meonanthus, el
rojo casi púrpura del Tetgonolobus purpureusra, que se me asemeja
a un sombrero mejicano levantado, con espléndido mostacho, o el lila de la
incipiente Sherardia arvensis, con flores de 4 pétalos formando
pequeños ramilletes.
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Convulvulus meonanthus |
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Convulvulus meonanthus |
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Tetgonolobus purpureusra |
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Tetgonolobus purpureusra |
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Sherardia arvensis |
Tras
disfrutar un rato del paisaje, y buscar nuevas flores con el objetivo de las
cámaras, emprendimos el camino de vuelta. Pasamos por los restos de la
estructura del antiguo canal de riego, y tomamos directamente el carril, que a
su lado izquierdo albergaba nuevos brotes y alineaciones jóvenes de Ailanthus
altissima, con el nacimiento de hojas verdes, rojas y amarillas.
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Ailanthus altissima |
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Ailanthus altissima |
Descollaba sobre el fondo verde, las flores azules de las borrajas, los álamos
seguían espolvoreando sus semillas, y el camino continuaba cubierto de pelusa
blanca, imitando la nieve.
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borrajas |
Pero nos
quedamos con ganas de completar este recorrido, y continuamos la visita el día
6 de abril. La floración se había incrementado, y el colorido multiplicado. Las
margaritas amarillas estaban mezcladas con el rojo potente de las zullas
(Hedysarum coronarium), que en algunas zonas, conforme íbamos
subiendo la loma, prevalecía dicha tonalidad sobre el fondo verde.
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zullas (Hedysarum coronarium) |
Esta parte
del río, presenta un combinado paisajístico de notable belleza. La loma
montañosa que se eleva desde la base del cauce derecho, está formada por Margas
del Triásico, cuya pendiente es de color blanco y rojizo, siendo las vistas
espectaculares desde esa altura, hacia cualquiera de los 4 puntos cardinales.
La densa arboleda, casi cubre el lento discurrir del Guadalete, destacando en altura
los eucaliptos.
Volviendo a la floración de la loma, bosquecillos enanos
de Stachys ocymastrum, en forma de pinos con flores
blancas y amarillas, llamada comúnmente albahaca campesina; variedades
de Coronopus y de Cynaras repartidas entre la vegetación; grupos
de Plantago lagopus, con forma de bellotas peludas, rodeadas de
estambres con anteras amarillas.
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Stachys ocymastrum |
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Stachys ocymastrum |
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Cynaras |
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Plantago lagopus |
Otra flor vistosa que se había reproducido en
abundancia, era la Convulvulus meonanthus, formando mantos
de pequeños embudos tricolores, violetas, blancos y amarillos.
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Convulvulus meonanthus |
Seguimos
ascendiendo hasta alcanzar la parte más alta, pero la pendiente de bajada se
tornaba peligrosa, y decidimos dar marcha atrás. Había mucho acebuche, algunos de buen tamaño, y
distintas plantas y arbustos, como un Anagyris foetida, con verdes
vainas colgando de sus ramas.
Tras hacer un rengue a la sombra de un acebuche,
pues el día estaba caluroso, bajamos por un carril que se unía con el sendero
"nevado", que comenzaba con tarajes, luego acebuches, muchos cubiertos
por la trepadora Aristolochia baetica, que formaban mantos sobre los troncos,
cubriéndolos casi en su totalidad; incipientes olmos, que pueden ser minor
o glabra. Un Acebuche y un fresno de gran porte, crecían entre los
abundantes álamos, cardos marianos altos, jaramagos, y el resto de espesa y
variada vegetación.
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olmos
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tarajes |
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cardos marianos |
El rojo y
rosado de los Tamarix gallica, con flores en espigas de 5 pétalos
y 5 estambres, ponen el punto final a esta nueva visita, dejando atrás el
camino alfombrado y "nevado", que las pelusas de los amentos se
encargaban de seguir cubriendo, tras 2 semanas de nuestra anterior ruta por los
senderos del Guadalete.
Por último reseñar que este tramo del sendero del río Guadalete, está contemplado en el proyecto presentado por Ecologistas en Acción, a cuya propuesta se ha adherido nuestra asociación.
Quien quiera conocer este proyecto solo tiene que pinchar en el enlace siguiente:
Sendero del Guadalete