PINARES DE CHICLANA , 6 de Mayo de 2025

 

Una bonita mañana de primavera, en la que decidí acompañar a Javier, nuestro profesor, en la búsqueda de algunas plantas especiales que se dan en esta época, y en cortos periodos de floración. En esta ocasión, nuestro objetivo eran los pinares de Chiclana, y en una zona determinada donde suelen florecer, pero no siempre. Hay veces que tardan varios años en aparecer nuevamente. 

Íbamos en el coche desde la autovía de los Barrios, y mientras transitábamos por la carretera del Pedroso, Javier se fijó de reojo en unas zullas por los laterales de la carretera, que le parecieron de una variedad distinta a la habitual. Como no había dónde parar, dimos la vuelta y buscamos una entrada cercana para comprobarlo. 

Y efectivamente tenía razón, anduvimos por el camino entre la carretera y una finca anexa, y comprobó que se trataba de la Hedysarum boveanum, formando varios grupos en ambas partes del camino. 

Hedysarum boveanum

Hedysarum boveanum

Hedysarum boveanum

Anduvimos hasta el final que nos permitió la alambrada, y encontramos la Cistus monspeliensis de 5 pétalos blancos y estambres amarillos, algunas Lysimachia monelii con pétalos azulados, y unas cuantas plantas de Teucrium pseudochamaepytis, inflorescencia de color blanca-rosada, con labio inferior de 5 lóbulos y 4 largos estambres.

Cistus monspeliensis

Lysimachia monelii

Teucrium pseudochamaepytis

No encontramos más especies significativas, así que continuamos nuestro camino hasta los pinares de Chiclana.

Empezamos por un tupido sendero, donde nos topamos con un bonito ejemplar de lirio azul (Iris latifolia), que se elevaba como un periscopio entre palmitos, lentiscos y pinos. Al poco tiempo, nuestro profesor se fijó en un delgado tallo verde sin flor, que es una de las plantas que buscaba. Mientras, encontramos ejemplares de Rhaponticun coniferum (la cuchara de pastor), una pequeña piña con brácteas de fina textura, culminadas en una bonita cresta rosada, que me recuerda a la cabeza del muñeco Blas de la serie Barrio Sésamo. De éstas encontramos bastantes y de diferentes tamaños. 

Rhaponticun coniferum (la cuchara de pastor)

A veces nos apartamos del sendero, para localizar la planta en cuestión, apareciendo otras muy bonitas, como la Iberis crenata, algunas completamente blancas y otras mezcladas con el color rosa. 

Iberis crenata

Iberis crenata

Al ampliar el abanico de búsqueda, localizamos por fin algunas en flor, de las que pudimos obtener buenas fotos. Hablamos de la Crupina vulgaris, de flores rosadas que sobresalen de un involucro, formado por numerosas brácteas verdes con la franja central de color púrpura.

Crupina vulgaris

Crupina vulgaris

Crupina vulgaris

Crupina vulgaris

Esta ramificación para localizar plantas, daba lugar a encontrar otras curiosas como el Teucrium lusitanicum subsp lusitanicum, con flores blancas de labio superior bilobulado y el inferior trilobulado, siendo más alargado el central.

Teucrium lusitanicum subsp lusitanicum

También nos encontramos con otra de las más buscadas, la Coris monspeliensis, al principio de forma escasa con poca floración, pero más adelante vimos algunos ejemplares más cubiertos de flores. El tallo es espinoso y las flores son de color morado, cuyos estambres tienen las anteras anaranjadas. Es una planta melífera, y el color violeta de sus flores atraen a las abejas de la miel.

Coris monspeliensis

Coris monspeliensis

Coris monspeliensis

Coris monspeliensis

Nuestra inspección botánica por esa amplia zona, se alternaba con algo del colorido del Gladiolus communis, con sus intensos pétalos rosados, tirando a violeta.

Gladiolus communis

Otra curiosidad es la Atractylis cancellata, un cardo enrejado de hojas con márgenes dentados y espinosos.

Atractylis cancellata

Y ya terminamos nuestro paseo botánico, entre pinares, con la Jasione montana var. montana, planta de flores azules, raramente blancas, en una cabezuela globular rodeada de brácteas.

Jasione montana var. montana

Jasione montana var. montana

Esta rueda de reconocimiento re reanudará el próximo año, donde nuestro profesor volverá a comprobar si estas especies prevalecen, o desaparecen temporalmente para volver al cabo del tiempo, para proseguir sus investigaciones.