Sendero del
Parral (27-2-24)
Excursión prevista al Sendero del Parral, una vez obtenido el preceptivo
permiso, y que a última hora no nos pudo acompañar nuestro profesor por
causas médicas, ni tampoco otro compañero también experto, quedando el grupo un
poco huérfano, botánicamente hablando.
Quedamos en iniciar la visita a las 11 de la mañana, y ya nos esperaban
para indicarnos la cancela de comienzo del mismo, que realizamos en total
cinco personas.
Situados en
el término municipal de Jerez, el segundo más grande de Andalucía, el primero
es Córdoba capital, concretamente en los Montes de Propio, que forma parte del
Parque Natural de los Alcornocales, declarado parque natural en 1989, siendo
uno de los más grandes de Andalucía, con 170.000 ha. Está entre Cádiz y Málaga
(la Sauceda). Linda por el norte con el Parque Natural de Grazalema y por el
sur con el del Estrecho. En la zona donde estamos es la parte norte, y quien
lleva la gestión es el Ayuntamiento de Jerez, a través de Ememsa. Desde la
época feudal, ha sido zona de conflictos, por la cercanía del manantial de
Tempul, pasando a manos de cristianos o moros, según intereses del señor feudal
de la época. Finalmente quedó en manos cristianas, con una dotación inicial de
50.000 ha. Siempre ha sido un sector de acceso muy restringido, hasta hace unos
años, en que se han abierto senderos para uso público.
En este
parque, predomina el alcornoque, de ahí su nombre, debido al tipo de suelo que
requiere este árbol, compuesto de roca arenisca. Además le favorece el terreno
soleado. En cambio, si nos alejamos de las zonas altas, nos adentramos en la
umbría, donde predomina el quejigo.
El tronco
del alcornoque está revestido de corcho, para protegerse del fuego, por estar
en la zona mediterránea, de mucho calor y riesgo de incendios.
El corcho
que se quema, crea una capa negra de protección, que impide que arda el tronco.
Desde hace siglos, a este árbol se le practica el descorche, y se le llama a la primera capa bornizo. El primer corcho se quita con hacha, hasta la altura de la
cruz. Corte alrededor y luego hacia abajo en vertical, con la cuña del mando
del hacha. Luego los rajadores, les van dando forma rectangular, y los van
dejando a los pies de los árboles. A continuación, los arrieros los trasladan
con mulos o burros, hasta un patio de corcho, donde una vez acumulado se
transportan en camiones. Se cuelgan con arneses para cargar los camiones. Esta
tarea se realiza en verano.
El bornizo es de mala calidad, por ser muy
poroso, y se utiliza, una vez triturado, para tapones de botellas de champagne,
tablones de corcho para clavar fotos, insonorizar paredes, portales de belén,
etc.
El bueno es
el que sale en segunda, que se llama segundero.
Se utiliza para los tapones de corcho de botellas de vino, y se sacan de una
pieza. Para que alcance el grosor suficiente, se espera entre 9 y 10 años. Cada
vez le cuesta más producirlo, entre otras cosas por una enfermedad que se llama
"la seca". El descorche
reduce la vida del alcornoque, a una media de 200 años, contra otros que no se
descorchan, que pueden durar 500. A pesar de ello, se considera sostenible en
el tiempo.
Aparentan
ser árboles jóvenes, pero en realidad su cepellón puede ser centenario, siendo
por ello más susceptible a los ataques externos.
Tras franquear
la cancela de acceso, paramos ante el cartel indicativo, donde se detallaba
características y trazado del sendero.
Con motivo
de las últimas lluvias, estaba algo impracticable, agravado por el ir
y venir del ganado, que libremente pasta en su interior.
Nuestro
fotógrafo iba captando las bondades de este magnífico rincón de los
Montes de Propio, y mientras nos despedíamos de uno de los guardas,
algunas imágenes de margaritas (Glebionis coronaria), con sus
lígulas blancas y amarillas, totalmente copada por insectos, así como las
abundantes borrajas (Borago officinalis), con sus bonitos tallos
pelosos y flores azuladas.
Margaritas (Glebionis coronaria) |
Borrajas (Borago officinalis) |
Borrajas (Borago officinalis) |
La primera
parte del camino, está dominada por acebuches como árbol predominante, y
haciendo un análisis visual de la vegetación, desde un punto que abarcaba bien
los diferentes contrastes de colores del arbolado, tenemos por zonas:
acebuches, luego en la umbría los quejigos, zona más soleada los alcornoques
y arriba en la montaña, los pinos.
Fuimos
avanzando por los laterales del sendero, para ir evitando el barro, y al mismo
tiempo anotando las plantas que nos íbamos encontrando, como la Euphorbia
helioscopica, de verdes hojas acopladas al tallo, semejantes a las
cunitas de un tiovivo. Cercana a ellas los Vilanos de los Senecio vulgaris,
formando las cabecitas peludas y canosas, que se van deshaciendo con el viento.
Senecio vulgaris |
Euphorbia helioscopica |
El tono
púrpura de la Fedia cornucopiae, con su cáliz tubular y
corola bilabiada, resalta entre las hojas verdes del camino, contrastando con
el amarillo de la Calendula arvensis.
Calendula arvensis |
Fedia cornucopiae |
Una planta
muy frecuente en los distintos senderos, es el Erodium, con sus flores
rosadas de 5 pétalos. En este caso nos referimos al Erodium salzmannii,
pues el apellido botánico es el que le da su esencia.
Erodium salzmannii |
Erodium salzmannii |
Erodium salzmannii |
Apreciamos
otros tipos de Vilanos, como los del Sonchus oleraceus, que se
elevan sobre los abiertos pétalos morados de la Vinca difformis,
como hélices preparadas para volar.
Sonchus oleraceus |
Vinca difformis |
También hay
otro tipo de arbusto predominante entre la arboleda y las lomas pedregosas, de
flores en forma de quilla y color amarillo, pero que, en función del tipo de
hojas y ramas, su nombre varía.
Tenemos por
un lado la Teline linifolia y por otro el Cytisus baeticus,
como muestra de los que hemos fotografiado durante el camino.
La margarita
es otra flor que se prodiga abundantemente, y acompañamos fotos de la Bellis
annua, tanto con los capullos cerrados, como abiertos.
Bellis annua |
Bellis annua |
Sabemos que,
en esa zona, existen diferentes tipos de animales, como el ciervo, gamo y
corzo. Hay también jabalíes y cerdos silvestres, pero evidentemente no pudimos
avistar ninguno.
En cuanto a
los herbívoros, hay que mencionar que hace más de 100 años, el equilibrio en
estas especies lo mantenía el lobo. El ecosistema se controlaba de forma
natural, dando lugar a que diferentes especies se regeneraran y encontraran en
este Parque un lugar de cohabitación animal, interrumpido por la mano del
hombre. Otra variedad que sufre este desequilibrio son las colonias de buitres,
que no encuentran como antaño, especies abatidas con las que alimentarse.
Durante
nuestra andadura por el sendero, que a menudo estaba cubierto de agua en
algunas zonas, y con la atenta vigilancia del ganado (correspondiente a vacas
rojas para cría, que luego se venden a los mataderos), que constantemente
aparecían y desaparecían por ambos lados, a su libre albedrío, encontramos a
nuestra derecha un Salix atrocinera, relleno de amentos, y
al mismo tiempo rodeado de arbustos de Cytisus baeticus.
Pronto resaltaría entre la verde hierba, los vistosos colores de la Ophrys tenthredinifera,
cuya forma y variedad de matices, resulta todo un espectáculo.
Salix atrocinera, relleno de amentos |
Salix atrocinera, relleno de amentos |
Cytisus baeticus |
Cytisus baeticus |
Ophrys tenthredinifera |
Ophrys tenthredinifera |
Aparte del Erodium salzmannii, encontramos algunos Erodium Moschatum, del mismo colorido, pero diferente forma y tamaño, tanto sus hojas como las flores. Unos pasos más adelante, otra planta abundante en estos parajes es la "olivilla" (Teucrium fruticans), ésta en tonos blancos y azulados con sus característicos nervios cruzando los pétalos, largos estambres a modo de flequillo, y se me asemeja la cabeza de una cabra a vista de pájaro.
Olivilla" (Teucrium fruticans) |
Erodium Moschatum |
Erodium Moschatum |
Erodium |
Alcanzamos un punto estratégico del recorrido, que da mucho juego, sobre todo a nuestros fotógrafos, como es el Manantial del Canuto de la Gallina, al que accedemos tras unas bonitas estampas del sendero, donde los árboles se inclinan desde la ladera, agitando sus ramas a nuestro paso en forma de saludo.
El Canuto de
la Gallina representa uno de los rincones donde se concentran la vegetación,
las rocas y el agua, realzando la belleza de la naturaleza, con esta mezcla de
elementos que tanto reconforta a nuestros sentidos. El agua baja desde las
alturas, formando pequeñas cascadas entre las rocas, impregnadas de musgo
y líquenes, alumbrándose a través de los focos que proyectan los rayos
solares. Ya más cerca del sendero, las aguas se estancan en modo espejo, y en
otras partes se vuelven opacas, gastando las combinaciones de verde y marrón en
esta paleta de colores improvisada.
Tras pasar un buen rato por los entresijos del Canuto, continuamos el camino bajo la atenta mirada del ojeador de la manada, que nos mantenía a raya con sus ojos tristones.
Tanto las
margaritas (Bellis annua), como los Erodium moschatum,
se acoplan, procurando salpicaduras blancas y rosadas entre la verde hierba.
Una tímida
flor, la Verónica cymbalaria asomaba su blanca cabecita entre la
hojarasca y las verdes hojas, a modo de periscopio, con cuatro pétalos, siendo
el inferior más pequeño que los otros. El nombre de Verónica,
dicen que se le ha puesto porque las dos anteras que tiene la flor, simulan los
ojos de La Verónica. Bueno, ahí lo dejo...
Verónica cymbalaria |
Mencionamos también
a la Ranunculus ficaria, una flor con lígula y estambres
amarillos.
Ranunculus ficaria |
Continuamos avanzando, contemplando a lo lejos la zona montañosa cubierta de arbustos y arboleda, entre la que aparecen distintas y solitarias construcciones, de agricultores y ganaderos. Algunas flores y arbustos se repiten en el recorrido, como la Teline linifolia o la Bellis annua, y van apareciendo otras nuevas, como las flores rosadas del Geranium molle, con los pétalos mellados en su ápice.
Teline linifolia |
Geranium molle |
Algunos alcornoques y quejigos presentaban figuras fantasmagóricas, cubiertos de musgo y helechos, con tronco y ramas retorcidas, y nos iban dando paso a la llegada al Manantial del Parral.
Aprovechamos los restos de un gran alcornoque seco y caído, para hacernos una foto grupal entre los huecos de su tronco y ramas, y seguidamente un brindis delante de la Casa del Guarda.
Con relación
a la sequedad de los alcornoques, vamos a introducir un pequeño apéndice sobre
“La Seca”
Cuando los
ejemplares se hacen viejos, esta enfermedad les ataca, van perdiendo
progresivamente las hojas y el árbol se muere. No se sabe muy bien la causa,
pero también ataca a otros ejemplares como la encina. Puede que el descorche
les pueda perjudicar, pues está comprobado que disminuye la vida del árbol. Se
intenta cubrir este déficit con nuevas plantaciones, pero la gran cantidad de
herbívoros que habita la sierra, provoca que se coman los brotes jóvenes, no
prosperando este sistema.
Quiero
recordar que, en otra de nuestras visitas, al pie del muro de la Casa, sobre
una piedra lisa, vimos un montoncito espumoso. Se trataba de una ooteca,
relativa a una mantis religiosa. Esta especie de insecto efectúa la puesta de
huevos aquí, y pueden salir cientos de crías en primavera, que incluso se matan
entre ellas.
Tan solo
comentar algunos gamones (Asphodelus ramosus) dispersos por las
laderas, un resto de seta roja al pie del camino, o las superpuestas lígulas
amarillas de los Sonchus oleraceus.
Gamones (Asphodelus ramosus) |
Gamones (Asphodelus ramosus) |
Sonchus oleraceus |
El hecho de
que estos senderos estén transitados por muchos herbívoros, es normal que en el
mismo haya gran cantidad de excrementos. Recuerdo que una de las veces que lo
visitamos, identificamos unos de conejo, lo cual provocó hablar un poco sobre
ellos y su hábitat, y como anécdota, a raíz de una pregunta surgida en un
concurso televisivo, se cuestionó si realmente los conejos se comen sus propios
excrementos. Pues efectivamente es así, se comen una parte de ellos, con el
objetivo de asegurar la ingestión de vitamina B, siendo esta práctica algo
totalmente normal en los conejos.
Terminamos
con alguna variedad de Fumaria, rabaniza blanca (Raphanus
raphanistrum) y margaritas de pétalos blancos y aquenios amarillos,
llamadas Chamaemelum fuscatum. Nos dirigimos hacia la Casa
de la Jarda, pasando junto a unos grandes arbustos de Rosales de Banksiae,
de colores blancos, rosas y amarillos.
Chamaemelum fuscatum |
Chamaemelum fuscatum |
Raphanus raphanistrum |
Fumaria |
Llegamos a la zona de aparcamiento con la hora vencida, pues los trabajadores ya se estaban marchando, y telefónicamente nos despedimos de la directora y los guardas, agradeciendo la visita y la atención prestada.