A continuación publicamos la crónica de esa mañana senderista escrita por Joaquin Caro.
Nueva ruta
antes de que empiecen las calores, intentando aprovechar los últimos coletazos
de esta efímera primavera, que no hemos podido disfrutar en todo su
esplendor.
Cuatro
compañeros nos hemos desplazado hasta Grazalema, para hacer una parte del Sendero
de Campobuche.
Entramos por
el camino junto al Mesón Los Alamillos. Después de avanzar un buen rato entre
las distintas casas y huertos que hay construidos a ambos lados, sobre las
10.30am nos llamaron la atención los crespones blancos de flores de algunas
Cynara humilis,
que estaban tras las alambradas, y paramos un momento
para fotografiarlas.
Continuamos hasta llegar a la zona de los Terrazgos,
dejando el vehículo bajo un gran alcornoque, junto a un cartel que habla sobre
el Corcho y sus diversos aspectos.
En esta
explanada, no podía pasar desapercibido el fabuloso y catalogado ejemplar del
"Chaparro de las Ánimas", un alcornoque con altura cercana a los
19 metros, y un perímetro troncal superior a los 5 metros. A la vuelta, nos
haríamos algunas fotos con él.
Comenzamos
la ruta a las 10:55 por el margen izquierdo del río Gaduares o
Campobuche, no sin antes cruzar la pradera donde pastaban una manada de
vacas retintas, todas recostadas en la hierba, y donde había algunos Piruétanos
(Pyrus bourgeana), cynaras y galactites.
Una vez dejadas
atrás a las vacas, iniciamos el estudio detallado de las plantas y flores que
nos íbamos encontrando, tanto en este margen, como dentro del cauce de aguas,
prácticamente estancadas.
Convolvulus,
trifolium y silenes colorata,
Trifolium |
marcaban los primeros destellos, que nos llevarían a
bonitos ramilletes rosados de Asperula aristata, al borde del
río, los cuales aparecerían en más ocasiones. Los tonos violetas de la Cleonia
lusitanica entre hierbas y pequeñas piedras, contrastaban con un
conjunto grupal de Oenanthes crocata, en medio del cauce del río,
de forma umbelífera, parecido de lejos a las biznagas, pero nada que ver al
tenerlas cerca. A la izquierda, varios rosales silvestres de Rosa canina,
con tonos blancos y rosados, se situaban entre la alambrada y el margen del río, moviendo sus pétalos al viento, mientras en paralelo, dentro del cauce, una minúscula formación blanca y azulada de Baldellia ranunculoides, se mecía plácidamente con la brisa a ras de agua.
con tonos blancos y rosados, se situaban entre la alambrada y el margen del río, moviendo sus pétalos al viento, mientras en paralelo, dentro del cauce, una minúscula formación blanca y azulada de Baldellia ranunculoides, se mecía plácidamente con la brisa a ras de agua.
Cleonia lusitanica |
Parentucellia |
Es evidente, que las plantas y flores tienen su misterio, y como bien dice nuestro profesor y amigo, no veremos ninguna mala combinación de colores en una misma planta o flor, los tonos parece que son escogidos por prestigiosos pintores, realzando más si cabe este increíble mundo vegetal.
A esto se
añade, el que según horario, las flores se abren o se cierran, como ocurre con
los pétalos amarillos del Centaurium marítimum, apostados en el
río, cuyas flores estaban cerradas a la ida y abiertas a la vuelta.