Visita al Jardín Bótanico de San Fernando - Primavera de 2.017

Hace ya algún tiempo, concretamente unos tres años, tuvimos ocasión de visitar el Jardín Bótanico de San Fernando, espacio que además de su belleza, aporta una interesante información sobre plantas de diferentes procedencias, pero con especial hincapié en la flora de la Bahia de Cádiz.

Creemos oportuno publicar esta entrada que nuestros visitantes seguro encontrarán interesante.

La crónica de nuestra visita está escrita por Joaquín Caro

Habíamos programado la visita al jardín botánico de San Fernando para el martes día 2 de mayo, y cerca de las once partimos para esa localidad. 

Llegamos a nuestro destino, y sobre las 11:30 comenzamos la visita,  siguiendo las recomendaciones de itinerario que vienen en el folleto. 

Este jardín representa la distribución de la flora gaditana en los diferentes ambientes que encontramos en el medio natural. También hay una muestra de los cultivos tradicionales y una representación de la flora americana y canaria, así como una colección de plantas ornamentales de la bahía de Cádiz. 

Pasada la entrada nos encontramos con algunos acebuches que daban paso a la sala de exposiciones, hoy vacía, con una maqueta del jardín, como único atractivo. 

Alrededor de esta sala, hay un jardín de aclimatación, con muchas especies de árboles y plantas, procedentes de América y Canarias, como la feijoa, el taginaste, el ombú, el ciruelo de pissard, buganvillas, turbintos, ficus, moreras, agave americana, alfileres de eva, furcrea, matorrisco común, el bejeque, antorcha plateada, estrellada de mar, árbol de jade, etc. 

Feijoa

Ombú

Buganvillas

Estrella de Mar

En ésta misma zona, pegadas al muro, están las rocallas de umbría, por un lado la calizas y por otro canutos y areniscas del aljibe, entre las que se encuentran: la lengua de ciervo, el treintanudos, la adelfilla de gibraltar, el culantrillo de pozo, el psilotum, el polipodio, ombligo de venus, helecho real, helecho de colchoneros, helecho pata de conejo o el ojaranzo. 

Junto a los aseos, hay una especie de pozo con una bomba hidráulica antigua, rodeada de algunos ficus y un gran ejemplar de turbinto.

Ese paseo, flanqueado por casuarinas, nos daba paso al rectángulo central del jadín, protegido por un pequeño muro, que a su vez lo componen 24 parcelas rectangulares de Jardín mediterráneo, separadas en suelos ácidos y suelos básicos. En ese momento sentimos unos murmullos cercanos, que fue haciéndose mas creciente. Un autobús de visitantes de la tercera edad había irrumpido en el jardín, cambiando la tranquilidad y el silencio del lugar por una autopista de transeúntes cambiando impresiones y sacando fotos por las instalaciones.

Aquí todo tipo de cultivos, matorrales y bosques en distintas clases de suelo. Variedad de cereales, girasoles, cardos, árboles frutales, alcornoques, acebuches, madroños, torviscos, palmitos, lentiscos, romeros, labiérnagos, quejigos, mirtos, genistas, zarzamoras, ruscos, zarzaparrillas, majuelos, alisos, fresnos, rosales, espinos negros, adelfas, coscojas, jazmines silvestres, endrinos, acebos y multitud de especies perfectamente etiquetadas para general conocimiento del visitante. 

Tras este rectángulo mediterráneo se encuentra una pequeña alberca, con vegetación típica, y a su alrededor otro tipo de jardín, concentrado en figuras ovoidales, al que llaman Jardín de la Bahía, por ser la que protege al resto de la vegetación de la salinidad que aportan los vientos de poniente. Son especies que podemos observar en los jardines de los pueblos de la bahía de Cádiz. 

Así nos encontramos cipreses, jacarandas, distintas variedades de ficus, como el banyan Australiano , la higuera de Port Jackson,  australis, benjamina variegata, lyrata, elástica, etc., 

cactus de varias especies como el enorme candelabro, o el espinoso asiento de suegra. Pinos curiosos como el pino de bunya, árboles olorosos como el laurel tóxico, palmeras datileras, coco plumosas, justicia adhatoda, caesalpinia,  aligustres, magnolias, tamarix, etc. 

Pegado al muro, hay a todo lo largo un pequeño arriate destinado a una colección de conservación de especies, como la Hedypnois arenaria, sueldacostillas o algunas variedades de armerías. 

Siguiendo a lo largo del arriate, llegamos a un estanque semicircular, donde se encuentra la vegetación característica de las marismas de marea, y alrededor del mismo, una extensa muestra de las Rocallas de solana, separadas en dunas, piedra ostionera, arenisca de aljibe, yesos, ofitas, calizas y flysch del Campo de Gibraltar. 

Por mencionar algunas, tenemos la manzanilla marítima, el alhelí de mar, tártago de mar, siempreviva azul, saladina, cipote moruno, barrón, grama roja, viborera marítima, cardo marino, enebro costero, cuernecillo de mar, nardo marino, hinojo marino, cerrillo peludo, uva de gato, lavándula lanata,  clavelina lusitana, carrasquilla azul, alhucema, hedionda, acanthus mollis o finalmente una gran alfombra de salado tiñendo de rosa la zona del estanque.

Regresamos al Jardín de aclimatación, bordeando el lugar destinado a los pinares costeros, que en ese momento estaban trabajando los jardineros, recogiendo ramas caidas y limpiando de maleza y hojarasca.

Tomamos las últimas fotos y tras dos  horas y cuarto de recorrido, dejamos este maravilloso lugar cuya visita recomendamos a todos los amantes de la naturaleza.

Si deseas ver el álbum fotográfico completo, pincha en la siguiente foto