El 25 de Agosto, antes de que el colegio de Los Marianistas retomara su actividad, tuvimos la oportunidad gracias a la invitación de Manuel Barcell, de efectuar una visita muy didáctica a los jardines y zonas verdes de este colegio, con un contenido de gran variedad botánica que sin duda contribuye a la excelente formación del alumnado que pasa por esta institución tan importante para nuestra ciudad.
Queremos agradecerle al Administrador del Colegio, Don Juan Jesús Moreno, su amable acogida y por supuesto a nuestro amigo Manuel Barcell por habernos brindado esta oportunidad de conocer este maravilloso rincón jerezano.
La crónica de nuestra visita la publicamos a continuación, esperando que a los visitantes de nuestro blog le resulte de interés.
El pasado 25 de Agosto, hicimos una visita a los jardines del Colegio Nuestra Señora del Pilar, acompañados de otros amigos profesionales y amantes de la naturaleza, invitados por Manolo Barcell, anterior administrador y actual colaborador de este Colegio de los Marianistas, quien nos sirvió de cicerone en esta ilustrativa y educativa ruta botánica.
El Colegio
tiene una superficie de 72.600 m2, pero al principio tenía el triple, llegando
hasta la antigua Facultad de Derecho. Está dividido en 7 zonas sobre plano, las
cuales vamos a enumerar e ir detallando poco a poco.
En la entrada, la Zona del Edificio Principal; a la izquierda de este edificio, la Zona Deportiva Oeste, ocupando todo el lateral; y a la derecha la Zona Deportiva Este. Detrás del edificio principal, nos encontramos con otro amplio espacio, el llamado Zona de la Piscina. Detrás de ella, y contigua a la valla opuesta a la entrada, está delimitada la Zona del Parque Infantil. A la izquierda, la Zona Infantil, donde están las aulas de los más pequeños. Por último, en la esquina superior derecha, está situada la Zona Autóctona.
Comenzamos la visita por la fachada del Edificio principal, donde destacan en floración 2 magníficos Palos borrachos (Ceiba speciosa), plantados hace casi 30 años. El de la izquierda, tardó más en remontar, pero cuando las raíces atravesaron la zona de tosca, continuó su crecimiento normal.
Desde el
principio, tiene las 2 Araucarias de la entrada y también algunos cedros,
sembrados por el padre de Esteban García del Salto, como los que hay plantados
más jóvenes, pero todos se secaron, menos uno, de la enfermedad de las raíces.
Ahora hay un total de ocho.
El frontal,
dispuesto con parterres a ambos lados de la puerta principal, lo componen
simétricamente alineados en este orden: madroño, júpiter, palmito, ficus,
viburnum y palmito. Todos ellos se cubren en estas fechas, por el bonito
colorido rosado de la caída de flores de las chorisias, que van dejando
un manto permanente en el lugar, al marchitarse la explosión de rosas, blancos
y amarillos, que van dando paso al brote de nuevos capullos.
Pasamos al
pequeño jardín del lateral derecho, que en la zona más pegada a la valla, está
formada por una alineación de quercus canariensis, de 5 ó 6 años,
de tamaño mediano, con riego por goteo, fomentando el arbolado autóctono de
nuestros bosques. Antes había olmos, pero se fueron perdiendo todos, y
han optado por hacer este cambio estructural de especie.
Nos comenta
Manolo Barcell, que los alrededores de este colegio, y la parte de arriba, está
asentado en tierra de viñas, tierra muy caliza. Pero en el trozo donde nos
encontramos y en el otro colegio, es tierra vegetal. Esto ha permitido que
crezcan algunos alcornoques, con ejemplares muy curiosos.
Este trozo
con base de césped, tiene un ejemplar de 7 ú 8 años, dañado en la base del
tronco por el hilo cortante de la desbrozadora. También hay un metrosidero,
un quejigo de buen porte, gemelo de otro plantado en otra zona del
colegio, pero éste al estar orientado al norte y tener mejor suelo, sombra y
riego, tiene mejor crecimiento. Arces y un pequeño pinsapo,
completan la hilera de este espacio acotado.
Salimos y nos trasladamos a la parte izquierda, donde hay un mini bosque de grandes pinos, entre piñoneros y carrascos, que según inventario, hay 9 Halepensis y 13 Pinus pinea. Observamos algunas cajas-nido, que según nos informa Barcell, son para el Cárabo, pues hay una pareja que anidan entre estos pinares, lo cual es un aliciente más para los alumnos del colegio.
Como nota importante, hay que destacar que un Marianista plantó en derredor del colegio muchas casuarinas, que sirven de pantalla y dan sombra en los límites del recinto.
Hay 5 pinos piñoneros al fondo, que fueron plantados
por Barcell hace 30 años. Se ven algunos olmos de la época de plantación
del colegio, pero que han terminado pudriéndose. Hay otros que hace un mes han
perdido todas las hojas y ahora han vuelto a echarlas.
Seguimos
recorriendo el lateral, contiguo al antiguo campo de fútbol, por un acerado
flanqueado a la izquierda con Jacarandas y a la derecha con Almeces
(Celtis australis), plantados hace unos 12 años.
Según Olegario del Junco, cuando un almez se hace grande, es el árbol perfecto para dibujar.
Tras las jacarandas,
en segunda fila, una Robinia, una catalpa y una morera.
Detrás de los almeces, y dentro de un parterre rectangular, hay 2 Azareras
y un Metrosidero, en las dos esquinas y en el centro. Entre ellos, hay
una base circular de bulbos de narcisos violetas, además de adelfas
y damas de noche.
Comentamos
la fiebre por podar los árboles, que existe en este Ayuntamiento, donde no se
respeta ni la época ni la vida futura de las diferentes especies que tenemos en
la ciudad.
Entramos en
el pasillo del colegio, donde están colgados los cuadros con las orlas de los
cursos de antiguos alumnos, alternadas con algunas fotos aéreas antiguas de los
principios del colegio, donde podía apreciarse los terrenos y la ubicación en
sus comienzos. A través de las ventanas, vimos un patio de naranjos marroquíes,
que según nos comentan, dan naranjas de exquisito sabor. En el centro, una
pequeña fuente de piedra, en dos pisos de concha, con figuras sosteniendo la
parte superior, va dejando caer chorritos de agua fresca por los
rebosaderos.
Nuevamente en el exterior, nos encaminamos hacia el sector donde se encuentra la Piscina. A la izquierda de estas edificaciones, separando la zona deportiva Oeste, podemos ver junto a la valla del campo de fútbol, varios Laureles de indias alineados, perfectamente cuidados. En paralelo, y dentro del acerado, 6 Brachichitos discolor de tamaño mediano, en forma de parasoles verdes. A la derecha un ejemplar bastante grande de Schinus, delante de un boulevard de fuentes para beber agua.
La piscina
se cerró en el año 1999. Hace unos meses se limpió y se sacaron más de 800
ranas. Pasamos junto a una formación de 6 palmeras datileras, a
algunas de las cuales les da sombra un gran pino piñonero.
En una esquina del césped, un bonito ejemplar de ficus, como una seta gigante, con la copa redondeada, rozaba en su lateral derecho las ramas de dos magnolios, que apenas tienen hueco para crecer. Tocones de olmos junto a la valla, que se mantienen porque en invierno con las lluvias, salen setas. En la parte opuesta, antes de pasar al huerto, un par de higueras con los troncos cubiertos por grandes nudos.
Zona de
Huerto, con compost natural, donde se mezclan productos naturales y ramas
trituradas de las podas. Se escogió un día especial de celebración de los
niños, para comprar 2000 lombrices nerviosas, y echarlas en el compost. En los
últimos años, esta tierra se ha enriquecido mucho, eliminando el uso de
glifosatos, con tierra vegetal, estiércol de oveja, etc. Este año se han visto
resultados sorprendentes sobre todo en la producción de pimientos y tomates. Se
enseña a los alumnos el cultivo en el huerto, a recoger los productos en bolsas
ecológicas y llevarlos a casa para su consumo. Muy buenos higos de las
higueras, cuya cata primera la hacen los estorninos. Como en todo huerto que se
precie, no puede faltar la figura del Espantapájaros, que luce con chaqueta
amarilla, para verlo desde lejos.
Hay guindillas,
pimientos del piquillo, tapines, tagarninas, fresas, pimientos, tomates, etc.
Se está empezando con la plantación de árboles frutales, como lima, limón,
pomelo, naranjos, acerolo , peral, guindo, ciruelo, pistacho hembra,
nogal, membrillo, azofaifo, madroños, etc. Los más productivos son los granados,
olivos y nísperos.
Una
curiosidad acerca de las Endrinas allí plantadas, las cuales junto con
los transparentes, fueron atacados por las termitas, directamente en sus
raíces, y se perdieron la mitad de ejemplares, a pesar del tratamiento contra
esta plaga.
Otro detalle que adorna este apartado hortelano, es encontrarnos con una coqueta alberca de piedras blancas, que a pesar de su reducido tamaño, contiene todos los ingredientes para dar un toque bucólico al paisaje. En el centro emerge un buen haz de Cyperus alternifolius (los conocidos paragüitas); mantiene nenúfares, cuyas flores de tonos cremas, destacan sobre las bases de hojas verdes que flotan sobre el agua, entre las que reposan algunas ranas y bajo las que asoman peces de colores.
Vemos
carteles explicativos de La Huerta y el Bosque Comestible, Herramientas y
Calendario de la Huerta, que dan el toque didáctico para el aprendizaje de los
alumnos.
Nos
adentramos en la Zona autóctona, masa boscosa de tierra caliza
dura, donde podemos encontrar encinas, acebuches, fresnos, quejigos
(variedad faginea), almeces, pinos piñoneros, alcornoques (con ph
cambiado), laurel, algarrobos, etc. Incluso ha nacido espontáneamente
un brachichito, entre tanta arboleda, consiguiendo una buena altura
buscando los rayos del sol. Es un bosque variado sin un orden especial.
Olmos y cupressus forman un mini paseo entre ellos.
Nos comenta
Barcell, que hay problemas con los almendros, pues se secan algunas
hojas, aunque luego rebrotan.
Hay una
valla de separación, formada con la colaboración de Iñigo, cubierta de parthenocissus
quinquefolia, que en otoño se vuelve de color rojo, digna de ser
plasmada con un buen objetivo.
Junto a
ella, formación de almendro, olivo, granado y níspero, que a
continuación se repiten.
Tienen agua
de pozo, con la que suministran riego por goteo, aunque a veces hay que usar la
manguera. Esto recordó una anécdota a Barcell, que rememoraba la
tranquilidad de un mosquitero bañándose en el agua, mientras él regaba
un olivo.
Hay varios acebuches
nacidos esporádicamente, por excrementos de los pájaros.
Hablamos de
los eucaliptos pegados a la valla, que a veces ha habido que podarlos,
por el peligro que conllevan.
Se ha hecho
un estudio y medición de especies, sobre plano detallado, que recoge
principalmente pinos, cipreses, olmos, plátanos y eucaliptos.
Antes de
abandonar este apartado, vemos un pequeño vivero y una caseta para los
utensilios de jardinería, junto a la que hay superpuestos paneles de corcho,
para estudio de los niños.
Cerramos la
cancela y pasamos a una zona de césped, al otro lado de la piscina, con un gran
ciprés de arizona, además de otros de menos envergadura. Nos hace
nuestro guía una observación, y es que estábamos en un espacio que se
transforma en un campo de orquídeas, que salen del césped entre Enero y Marzo (Ophrys
apifera).
Por los
temporales de poniente se han caído varios cipreses y otros están algo
doblados. Los árboles tienen pocas raíces, dado que la tierra no es de calidad,
pues era tierra de escombros y encima echaron tierra buena. Hay un tronco
seco mediano, cuyas ramas sirven para que los alumnos cuelguen sus
mochilas.
También hay
algunas robinias entre los cipreses, y una bonita Sabina
haciendo guardia en una esquina del césped.
Salimos
nuevamente al acerado de los brachichitos y pasamos junto a un gran
ejemplar de Robinia, que es el árbol más antiguo del Colegio. Perdió una
de sus grandes ramas. En un hueco que tiene, criaron abubillas. Le siguen
algunos cedros en trazado, con variedades de Himalaya y Atlantica
"glauca".
A la
izquierda el campo de fútbol de césped. Delante un adorno de escalera de
caracol, rodeadas de 6 arbustos de rosales.
Nos
dirigimos a la siguiente zona, la Infantil. Pasamos bajo altos pinos
piñoneros y junto a Plátanos de paseo, divisando junto a la valla
una ordenación de quercus canariensis, plantados hace 20 años,
siendo los primeros a la izquierda de buen tamaño, al estar más soleados, y los
siguientes muy pequeños por lo sombrío del espacio, habiéndose perdido algunos
de ellos.
Vamos
bordeando los edificios hexagonales de la Zona Infantil, con base de
césped, donde están repartidas distintas especies arbóreas, como un laurel,
yucas y fotinias. En un recodo, se conserva un alcornoque plantado
hace 30 años, en muy buen estado. Hay 3 palmeras sin podar para promover
la anidación del murciélago nóctulo mayor. Zona rellena con tierra
ajardinada.
Fuimos
recorriendo el exterior de los edificios, que tenía mucha y variada vegetación,
ocupando un lugar estratégico el Monumento a los mártires marianistas.
Entre esta
cuidada vegetación, nos rodeaban cipreses, yucas, plataneras,
grandes ejemplares de pino piñonero, los exóticos dragos, a los
que algún brazo ha habido que podar, mucha cantidad de ficus mostrando
sus raíces como venas entrecruzadas, palmeras datileras y washingtonias,
ciruelos japoneses, aloes, algún gran ejemplar de Platanus hispánica,
madroños, bambús, incluso un pequeño tejo, etc.
Desde allí,
cruzamos a la Zona del Parque Infantil, donde destacan como guardianes
dos Álamos blancos, a los que siguen a la izquierda, una valla
cubierta de ipomeas, que continúan ocupando parte del suelo, como un
gran mantón verde, dejado caer, salpicado del color violeta de las flores.
Entre ellas, fuentes de adorno de varios colores. En el centro del parque,
varias higueras, con higos incipientes y algunos ya comestibles, a las
que rodean cubiertas de neumáticos de colores, para juego de los alumnos.
Al salir del
parque, nos esperaba un paseo flanqueado por bauhinias, en las que ya
destacaban algunas flores rosadas. Adosadas a las paredes hexagonales de las
aulas, algunas palmeras washingtonias, entre otras
especies.
Nos quedaba
por recorrer un último tramo, por el que se llegaba a la Zona deportiva
Este. El espacio de acceso, es otro paseo iniciado por moreras, plátanos
de paseo y falsas pimientas. Conforme avanzamos, el lateral izquierdo está
compuesto por plátanos de paseo y robinias, y el derecho por moreras
y falsas pimientas. Algunas moreras en no muy buen estado, como resultado
de malas podas.
En el tramo
final del paseo, un patio a la derecha, donde van creciendo 2 plátanos
de paseo, 3 almeces y 1 olmo, teniendo éste último algo levantado el
suelo, por el crecimiento de las raíces.
Una vez en
la zona, donde hay pistas deportivas, nos quedaba a la derecha, esa parte del
edificio principal, donde vimos la primera alineación que tenía un pinsapo.
Paralelos a los quercus canariensis, una hilera de lagunarias que
terminan con una morera. Entre la arboleda predominante en el colegio,
en el espacio donde nos encontrábamos, vimos catalpas, algún arce
negundo y un ejemplar por identificar, que por las características del
árbol, podría tratarse de un Maclura pomifera de pie macho, ya
que según comentó Barcell, no daba frutos.
Regresamos
al punto de partida, pero antes nos cruzamos con D. Juan Jesús Moreno, Administrador,
quien nos fue presentado y al que expusimos los motivos de esta visita.
Como
recuerdo de esta travesía Botánica, nos hicimos una foto grupal delante del
paseo encabezado por Schinus molle, Platanus hispánicus y Morus
alba.
Agradecemos
a Manuel Barcell la atención dispensada, así como el trato recibido, e
igualmente por las explicaciones facilitadas. Le felicitamos a él y al colegio
por el buen estado de conservación de toda la riqueza vegetal, por fomentar la
didáctica y el amor sobre la vegetación en general en el alumnado del Centro, y
por cuidar y ayudar a crecer con tanto mimo, a las especies con más
dificultades para sobrevivir en este espacio de mayoría de tierra caliza.
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