Del rosa al amarillo, título cinematográfico de los años sesenta, dirigida por Manolo Summers, que me viene al recuerdo después de contemplar el colorido primaveral del Parque de Picadueñas.
Un parque pequeño, inclinado sobre una loma, dividido en sectores con especies arbóreas distintas, agrupados en grupos homogéneos.
El verde de la hierba que lo cubre, se transforma en primavera en tonos rojos y amarillos, que desde lejos parecen rosados.
Esta mezcla pictórica, la forman la combinación del rojo de las zullas (Hedysarum coronarium), con los capítulos amarillos de las inflorescencias de las Crepis, cuyas redondas y planas cabecitas, se van insertando a discreción entre los racimos de flores de las zullas.
Hedysarum coronarium (zullas) |
Crepis |
Entre ellas, también pueden verse las
inflorescencias en glomérulos de flores blancas y rosadas, de los Trifolium
repens, con sus características hojas verdes, con el cerco de una
mancha blanca.
Trifolium repens |
En este Parque, aparte de la alineación de Tuyas que delimita la parte más cercana a la carretera de circunvalación, podemos ir encontrando grupos de Pinos piñoneros, Laureles de indias, Brachichitos, Almeces, Algarrobos, Fresnos, Ciclamores y Falsas acacias, entre otros.
El manto verde que rodea la base de los troncos de este arbolado, se va
cubriendo en primavera de parches irregulares, donde unas veces predomina el
rojo de las Zullas (que lo tomaremos como rosa), y otras el
amarillo de las estrelladas Crepis, para adecuarlos al título de la
recordada película, donde las zullas representarían a los
niños Guillermo y Margarita, y las crepis a los ancianos
Valentín y Josefa, cuyas historias de amor se representan en este bonito
paraje.
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