El pasado 30 de enero, decidimos hacer parte del sendero de la Vía Verde, concretamente desde Olvera hasta Navalagrulla. Como solamente íbamos a hacer la ida, fuimos en dos vehículos, dejando uno aparcado en Navalagrulla y con el otro fuimos hasta la estación de Olvera.
Este
recorrido no presentaba dificultad alguna, teniendo como aliciente el cruzar
una serie de túneles, concretamente 10, de diferente longitud.
Antes de
comenzar, nos abordó un empleado del Centro de interpretación, que nos
entregó un plano del sendero, y al que le comentamos nuestro interés
botánico, al formar parte de una Asociación arbórea. Nos facilitó un enlace,
por si veíamos alguna especie interesante, o ave curiosa, les hiciésemos llegar
fotografías, para ampliar el contenido informativo de la Vía Verde.
Alrededor de las 11, comenzamos el sendero. Ya en el primer tramo, antes de llegar al puente marcado con el número 30 (Olvera, de 170 m), el paisaje ya se llenaba de tonos blancos y rosados con la floración de los almendros.
A lo lejos, destaca la figura de la torre del Castillo de Hierro, en Pruna, que nos acerca el objetivo de nuestro fotógrafo.
Ya próximo a nuestros pies, ramilletes de Linaria
almijarensis, con sus pétalos blancos estriados, y el paladar de color
marrón y violeta, ribeteado con delgadas líneas amarillas, dentro del labio
inferior de la corola. Se asemejan a pequeñas cabecitas de
conejitos blancos, que acercan sus patitas al hocico mientras comen. Junto
al camino, algunas Euphorbias helioscopia, de
savia muy tóxica, cuyos tallos sostienen hojas e inflorescencias, en forma de
pequeñas cunitas redondas, como las que van girando en una atracción de feria.
Linaria almijarensis |
Linaria almijarensis |
Euphorbias helioscopia |
Destacamos también
esas aspirantes a hélices de aviones, la Silene colorata, con
sus pétalos que simulan aspas, y cuyo colorido rosado destaca sobre el fondo
verdoso de los campos. Continuamos con otra especie, muy frecuente en nuestros
montes, como es el Cytisus baeticus, de flores amarillas con
largos pedúnculos.
Silene colorata |
Silene colorata |
Cytisus baeticus |
Cytisus baeticus |
Al fondo del paisaje, asoman los muros del Castillo de Olvera, que emergen entre las grandes rocas que protegen su acceso.
Algunos
ejemplares concentrados de orquídeas, concretamente la Orchis fusca,
exhiben su atractivo colorido, simulando el cuerpo de las
abejas.
Orchis fusca |
Orchis fusca |
El contenido
extra de este sendero, lo forman la variada sucesión de túneles, no por su
forma, sino por la diferente extensión del recorrido, que se va iluminando a
nuestro paso, proyectando sombras como en las películas de misterio.
Aunque las especies localizadas son habituales por estos parajes, no está de más nombrarlas para recordar sus nombres, y documentar la cultura botánica del recorrido. Así que, vamos a ello.
La Saxifraga
granulata, de 5 pétalos blancos y oscuras estrías, de cuyo centro
verdoso emergen estambres amarillos. También la Phagnalon
saxatile, planta de hojas verdes por el haz y blancas por el envés, con
floración en capítulos amarillos envueltos por las brácteas, en el extremo de
un largo pedúnculo.
Saxifraga granulata |
Saxifraga granulata |
Phagnalon saxatile |
Como ya hemos comentado, los almendros decoraban los laterales, las laderas y el fondo del valle, dando una nota primaveral a lo largo de nuestro recorrido.
Vamos a continuar con otras dos de tonos rosados y púrpura, pero de formas y pétalos diferentes. Hablamos de la Fedia cornucopiae (inflorescencia dicasial y corola bilabiada) y de la Fumaria officinalis (4 pétalos unidos en el ápice, siendo este más oscuro, y prolongándose el superior en un espolón). Algunas esparragueras cercanas a la entrada y salida de los puentes, aparecían cubiertas de esféricas bayas rojas, realzando sus verdes y espinosas ramas.
Fedia cornucopiae |
Fedia cornucopiae |
Fumaria officinalis |
Otra especie muy común en nuestros campos, son los conocidos jaramagos, de la familia de las crucíferas, pero, aunque parecen todos iguales, hay que ser un experto para distinguir sus variedades. En este caso, esas cabecitas amarillas, pertenecían a la Sinapsis alba.
Los túneles
se iban sucediendo, 29,28, 27…. y las flores de los almendros iban dejando sus
pétalos posados en el sendero, como una suave nevada sobre el suelo,
concentrada en mayor número junto a los bordes de las cunetas. Más o menos a
mitad de camino, hicimos un rengue, aprovechando una mesa merendero apostada
junto al sendero, y alguna mariposa se posó sobre los troncos que sirven de
barrera, para intentar salir en la foto.
Nos detenemos en una pequeña planta llamada Arenaria hispánica, cuya flor de cinco pétalos blancos estriados, rodean a un estigma verde y varios estambres largos con anteras azuladas.
Arenaria hispánica, |
Pasamos junto a uno de los túneles anulados por deterioro, y cercano al mismo, arbustos de romero extendían su olor y colorido, mezclados con Cytisus y almendros.
Alguna que
otra Centaurea pullata, presentaba sus flores tubuladas y
estrelladas, de color púrpura rosado, abriéndose paso entre la abundancia
vegetal de predominante verde. Las brácteas tienen el borde negruzco, de ahí su
nombre del latín "pullata", que significa "vestida de
luto".
Centaurea pullata |
Entre la
amalgama de plantas verdes a ambos lados del sendero, destacamos la Galium
aparine, ahora sin flores, cuyas hojas tienen la característica de
adosarse a las prendas de vestir, como si fueran velcro.
Galium aparine |
Galium aparine |
Continuamos atravesando túneles, 26,25,24,23... unos más largos que otros, concretamente el 23 (Descanso 285m), es el más largo de este tramo, y los números. 29(Mulo) y 25(del Champiñón) son los más cortos, con 60 m cada uno. Las especies se van repitiendo, colmando de variedad y vistosidad, esta Vía verde en el tramo mencionado.
Le toca el turno a la Moricandia moricandioides, con flores disimétricas de color púrpura, muy abundantes por esta zona. Algunas se asemejan a pequeñas mariposas moradas, de alas extendidas, con las antenas amarillas.
Moricandia moricandioides |
Moricandia moricandioides |
En uno de los últimos puentes, una pareja de aviones roqueros (Ptyonoprogne rupestyris), nos daban la bienvenida a nuestro paso, haciendo filigranas sobre las dovelas del arco.
Una vez cruzados los dos últimos túneles, un par de plantas para
rematar esta crónica. Primero la más vistosa, el Narcissus
papyraceus, agrupados en varios tallos, terminados en blancas flores de
seis pétalos, de cuyo interior emergen estambres de anteras amarillas, rodeados
de un pequeño cuenco central, también blanco, que dan una curiosa forma a estas
llamativas flores.
Narcissus papyraceus |
Narcissus papyraceus |
Terminamos
con la Anagyris foetida, planta
medicinal de olor desagradable, cuyas flores de color amarillo verdoso, tienen
el estandarte más corto que el resto de los pétalos.
Acabamos el
recorrido comiendo en uno de los merenderos de la Estación de Navalagrulla,
recogimos el vehículo aparcado allí y nos fuimos nuevamente a la Estación de
Olvera para recuperar el otro vehículo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario