El Jardín Botánico "EL CASTILLEJO" está ubicado en la localidad serrana de El Bosque y dentro del Parque Natural de la SIERRA DE GRAZALEMA. Pertenece a la red de jardines botánicos dependientes administrativamente de la Junta de Andalucía.
Los miembros de esta asociación AMIGOS DEL JEREZ DE LOS ARBOLES hemos visitado en repetidas ocasiones este interesante espacio natural, no solamente por su belleza sino además, porque es un lugar de aprendizaje sobre la flora de ese territorio que todos los amantes de la naturaleza de nuestra provincia deben conocer, la SIERRA DE GRAZALEMA, y si hay que destacar alguna especie botánica en especial, sin duda es el Pinsapo (Abies pinsapo), que es un especie de abeto que solo encontraremos en esta sierra, y las sierras de LAS NIEVES y BERMEJA en la provincia de Málaga.
A continuación publicamos la crónica de nuestra última visita a este jardín botánico que tuvo lugar en el mes de abril del año pasado.
El día amaneció
espléndido, y vaticinaba bastante calor a mediodía. La programación se hizo
hacia la zona de El Bosque, concretamente al Jardín botánico el
Castillejo.
Ya en carretera, tomamos camino de Arcos, para continuar hacia el
Bosque, subiendo hasta el aparcamiento del jardín botánico, donde llegamos
sobre las 11 de la mañana.
Iniciamos nuestra andadura por las diferentes secciones del
Castillejo. La parte izquierda, donde están las oficinas, está dedicada al
Acebuchal y tiene variadas macetas, bonsais y distintas especies.
Buscamos una maceta de trébol de 4 hojas que vimos la vez anterior, pero no la
localizamos. El olivo silvestre forma masas boscosas junto a otras
especies como lentiscos, rosales silvestres y mirtos. Tiene un alto valor ecológico
como refugio y zona de alimentación de numerosas aves. Entre sus
aprovechamientos destacan el ramoneo y el consumo del fruto (la
acebuchina) por parte del ganado, la leña y el carbono.
La
sección derecha, con el número 2, se
denomina el
Alcornocal. Es un árbol asentado sobre terrenos de carácter ácido
(poco
abundantes en el Sector Rondeño), desplazan de estos enclaves a la encina
cuando aumentan las condiciones de humedad. El sotobosque está formado por
numerosas especies de jaras y brezos, mirtos y madroños. Entre árboles,
plantas y flores silvestres, encontramos mucha variedad, como cantuesos,
junquillo azul,
coronilla juncea, scrophularia viciosoi,
phlomis, etc.
Seguimos
avanzando y pasamos al sector 3, dedicado a la Dehesa,
que corresponde a la transformación en cultivos o en zonas de pastoreo de
antiguos encinares y quejigares. Encinas, quejigos, acebuches y algarrobos
dispersos, junto a arbustos como lentiscos, matagallos, torviscos y palmitos
componen el paisaje.
Nosotros
íbamos a nuestro libre albedrío, sin seguir la ruta aconsejada en el plano. Las
cámaras de los fotógrafos marcaban el sendero a seguir, en función de lo atractivo
del paisaje. No obstante, voy a ir señalando la ruta planistica, para seguir un
orden lógico. Contigua
a la Dehesa, a la derecha del camino, está la zona 4, que es
el Encinar Termo Mediterráneo, que engloba en una pequeña
sección, con el número 5, la Vegetación Dolomítica.
El
Encinar es la formación vegetal más representativa y que ocupa mayor extensión.
Su total adaptación a las características del clima mediterráneo y su
plasticidad le permiten incluso ocupar lugares con suelo mínimo como quebradas
y laderas pedregosas. La montanera o alimentación de los cerdos con la bellota
ha sido hasta hace poco, junto con la producción de carbón, el principal
aprovechamiento del encinar. Pegada a esta sección, otra variedad, el Encinar
Meso Mediterráneo, que da paso al Quejigar (núm.
7), donde encontramos dentro de una glorieta, un gran ejemplar,
rodeado de bancos para disfrutar de su contemplación, y
aprovechar para un alto en el camino.
Esta glorieta, llamada Etnobotánica,
incluye diversos elementos de la época de carboneo y pastoreo, como El
Chozo, refugio de pastores, que prácticamente pasaban desapercibidos. El Destilador,
aparatos que destilaban aceites ricos en sustancias aromáticas, sacados de
diferentes plantas. Otro apartado dedicado al Carboneo y
un último a las Plantas Medicinales, usadas desde hace más de 3000
años.
Los
quejigos se encuentran en los lugares más húmedos y abrigados (vaguadas y
cauces de ríos) donde se mezclan con las encinas o simplemente las desplazan.
Se trata de árboles de hoja caduca que se acompañan de arbustos también de hoja
caduca
como majuelos y rosales silvestres.
A continuación, la zona 8,
deVegetación Ripícola, contigua a la 9 de Especies
Amenazadas.
En los
ríos de caudal permanente se desarrolla una vegetación típica que se denomina
“bosque de ribera”: fresnos, sauces y chopos siguen el cauce de los arroyos ya
que alejados de éstos no podrían vivir. Junto a ellos zarzas, rosales,
uncianas, componen una maraña que convierte el cauce del arroyo en un verdadero
túnel verde. En esta zona se ha creado una colección de especies amenazadas y
de interés del Sector Rondeño.
Este
paseo sectorial, está lleno de variedades de flores y plantas, perfectamente
señaladas en los cartelitos indicadores, diseminados a lo largo y ancho del
jardín. El colorido de las especies, hacen de parada obligatoria a los
fotógrafos, que buscan con el macro, resaltar lo que nuestra vista no alcanza a
distinguir. Algunas muestras de las que vamos encontrando son por ejemplo la
jarilla,
la serapias parviflora,
los frutos rojos del sanguino,
las sonajas (Colutea hispánica), la genista cinerea, el ornithogalum o el
carduus rivasgodayanus, con su cresta color púrpura.
En una
esquina, precedida por el rincón de los helechos, descubrimos
el sector 10, la Vegetación Rupícola y de
cumbres,
que se desarrolla en las cúspides de las sierras, laderas pedregosas y
grietas de las rocas. Presenta una serie de adaptaciones muy interesantes
encaminadas a responder a la excesiva radiación solar, a la escasez de suelos y
al viento. Las formas redondeadas, almohadilladas, muy pegadas al suelo y de
aspecto blanquecino son las que predominan.
En estas ecologías se desarrollan
muchas de las especies más interesantes de este sector, como la Saxifraga
biternata, la Hippocrepis tavira-mendozae, el Sarcocapnos baética, el
Rupicapnos africana, el Centranthus nevandensis, o la Draba hispánica.
Este
serpenteado camino de piedras, nos va llevando a rincones húmedos, donde los
líquenes se adosan a los troncos, y entre las rocas van fluyendo tímidos hilos
de agua, que mantienen fresco el lugar, formando pequeños arroyos que reactivan
el crecimiento de especies como el Chopo o el Sao.
Fuera del humedal, y en zonas más cálidas, aparecen pequeños ejemplares de arces, como
la variedad de montpellier, entre otros.
Pasamos
al sector 11, que delimita la parte opuesta a la entrada del
jardín, y está en la zona alta, denominada El Pinsapar.
Esta
variedad tan especial en esta sierra, ocupa las laderas norte en ciertos
enclaves de todo el sector. Durante las glaciaciones debió ocupar mayores
superficies pero el aumento de las temperaturas lo ha relegado a los lugares
más frescos y umbríos de las más elevadas sierras.
El pinsapo se encuentra en
peligro de extinción y, por lo tanto, protegido por la ley. La vegetación que
acompaña al pinsapo no es muy abundante: se mezcla con quejigos, hierba
ballestera, torvisco macho, hiedras, lirios y diversas especies de orquídeas.
Por
último, el sector más septentrional, el núm. 12, de forma circular,
que recoge la Vegetación Serpentinícola. Al sur de la
provincia de Málaga aparecen afloramientos de rocas de origen plutónico
llamadas peridotitas. Su degradación da lugar a serpentinas que originan un
suelo no sólo poco fértil sino que resulta tóxico debido a la alta
concentración de metales pesados. Un interesante grupo de especies se ha
adaptado a vivir en estas condiciones extremas, entre las que encontramos
el Allium roury, la Armeria colorata,
la Centaurea carratracensis, la
Centaurea halenseleri, el Halimium atriplicifolium, o la Silene
fernandezii.
Tomamos
nuevamente el camino del Pinsapar, para buscar la salida, disfrutando con el
tacto de esas cabecitas de variados tonos verdes, protegidos por escamas ocres,
que incipientes van saliendo de las ramas, alternando con otros ejemplares más
esbeltos, cuyos ramificados dedos van abriéndose paso hacia las alturas.
Abundancia de jaras diversas, destacando la jara
pringosa,
con sus grandes flores blancas, sobre las que revoloteaban
decenas de abejas, atraídas por la esencia de la planta. Un repaso a las
variedades en el camino de ida, y plasmando alguna variedad que pasó de largo
por algún despiste, como las amarillas flores de la Ononis speciosa, o
la melilotus speciosus.
Nos asomamos a
otra glorieta que nos saltamos en la ida, en cuyo centro había un ejemplar de
Acebo, con algunos frutos rojos.
A un lado carteles indicadores de flores y
frutos que podíamos encontrar en el jardín, muy bien detallados por familias.
Nos despedimos del personal de mantenimiento y quedamos para una próxima visita.
Para ver el álbum completo pinchar en la foto siguiente
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