Esta ruta va a recorrer uno de los barrios más significativos de nuestra ciudad, el barrio de San Miguel por lo que esperamos sea interesante para nuestros visitantes.
Comenzaremos
nuestro recorrido desde la fuente de la calle Puerto, fijándonos en el supuesto
Jardín Colgante, sobre el muro que une las calles Juan Sánchez y Agustinos, y
que a día de hoy, dado el estado en que se encuentran las pocas plantas que
allí sobreviven, se ha quedado sólo en proyecto. Esperemos que el Ayuntamiento
retome la dotación de plantas y colorido, a este rincón frente a las murallas
del Alcázar.
Esta foto se tomó hace ya tiempo, actualmente este jardín vertical esta deteriorado sin mantenimiento |
Pasamos a la
construcción contigua, cuyo origen fue el Convento de San Agustín, del s. XVII,
que con la desamortización del s. XIX, el edificio se convirtió en cuartel de
la Guardia Civil. Aunque el templo siguió abierto, acabó arruinado. Se derrumbó
en 1919, y ese lugar lo ocupó el Cine San Agustín, y posteriormente un alto
edificio de viviendas, construido para funcionarios de Hacienda, pero los
claustros fueron destinados al cuartel. Actualmente, y tras una agresiva
reforma, se ha rehabilitado por la Delegación Municipal de Urbanismo, y
convertido en el Centro de Negocios Convento San Agustín. Así, este equipamiento es una realidad gracias a un
acuerdo firmado en septiembre de 2012 entre el Ministerio de Hacienda, la Zona
Franca de Cádiz y el Ayuntamiento de la ciudad, para rehabilitar el antiguo
convento de San Agustín.
Antes de llegar a San Miguel, paramos en la rotonda de calle San Agustín,
que aunque pequeña, tiene alguna diversidad de plantas, gozando de épocas de
colorido. Con 3 Jacarandas equidistantes, rodeadas de rosales
sevillanos y un círculo de Aloes saponaria, destaca en su
parte central un conjunto de Strelitzia nicolai, que abrazan a
una palmera datilera, la cual está prácticamente sin vida por falta de
riego, pues la poca agua que recibe la rotonda, es acaparada por la Strelitzia.
También había un pequeño seto de Eugenias, pero se ha ido perdiendo con
el tráfico rodado.
El arrabal de San Miguel es uno de los dos principales extramuros. La calle
inclinada, que comienza con una alineación de 9 naranjos, nos lleva a la
iglesia con su mismo nombre. Calle por la que corría el alpechín, hasta llegar
a la plaza del Arenal, por los molinos de aceite que existían en algunas casas
de la zona, hasta que fue prohibido. De ahí que encontremos calles como
Molineros, Molino de viento, etc.
Nos situamos en la plaza de San Miguel, con el templo catedralicio que se
empezó a levantar en el siglo XV, ya que la ermita era muy pequeña, y el
arrabal ya había crecido mucho, tras la caída del imperio Nazarí. El arzobispo
de Sevilla se encargó de levantar esta iglesia, de estilo barroco en su fachada
principal y la del Sagrario, siendo góticas las del Evangelio y la Epístola,
así como su interior, donde participaron los mejores canteros de la época, los
mismos que trabajaban en Sevilla. Vale la pena nombrar a Martínez Montañés,
Diego de Riaño, Martín de Gainza, Andrés de Ribera, José de Arce y Hernán Ruiz
el Joven.
Impresionantes columnas góticas en el crucero, y cerramiento con bóvedas de
estilo renacentista, que la hacen singular. Una construcción histórica que
terminó en el siglo XVIII y una posterior rehabilitación en el siglo XIX por
José Esteve, recuperando parte de lo que se había destruido por el tiempo y por
encalar la iglesia a causa de la epidemia de peste que asoló la ciudad.
Este barrio, grande en extensión, por los años 60 se dividió en dos: uno
perteneció a San Miguel y el otro a Los Descalzos, pasando este último a la parroquia
de Madre de Dios en Puertas del Sol.
ALREDEDORES DE SAN MIGUEL
En la misma
plaza, con varios naranjos repartidos por las aceras, hay una casa
perteneciente a la iglesia, como se puede apreciar en la fachada, donde aparece
la cruz alada, símbolo de San Miguel. De esta plaza, salen o convergen varias calles,
como Santa Clara, famosa por sus corrales.
Calle Barja,
también con naranjos alineados, empieza con el Convento de San José del siglo
XVI, donde están las Franciscanas descalzas (clarisas). Con una fachada
sencilla, al entrar nos encontramos con un patio silencioso y lleno de paz,
donde lo único que lo perturba es el olor a los exquisitos dulces que hacen las
hermanas que lo habitan. Su interior lo forman capilla y dependencias.
Más adelante
estaban las monjas del colegio interno del Sagrado Corazón de Jesús, que se
clausuró hace unas décadas, y actualmente hay un proyecto para hacer
apartamentos.
También en la calle Barja se encuentra la bodega de Faustino González, exponente de las pequeñas bodegas familiares pero con jereces exquisitos.
Por estos
alrededores existen otras casas con patios, bien de entidades religiosas o
palacetes particulares (recordemos el famoso Pub "Almizcate"), ya que
con el crecimiento de la zona y el puerto de Cádiz tan cerca, fueron muchos los
genoveses que vivieron aquí.
Calle del
Pollo, en cuya esquina hay un bar de toda la vida, donde ponían la mejor sangre
con tomate.
Calle
Encaramada, es el punto más alto de la ciudad, sobre el nivel del mar.
Calle Cruz
Vieja, antigua Plaza Antón Daza, donde rodeadas de naranjos agrios y un ciprés
piramidal como vigía permanente, se solean los bustos de Antonio Chacón y Ramón
de Cala y Barea. Esta calle, parece ser que debe su nombre a que, en el siglo
XV, la zona estaba muy poblada de hidalgos, y existió alguna cruz en un
pedestal, como signo protector de aquellos caminos.
Busto de Don Ramón de Cala |
Busto de Don Antonio Chacón |
Echamos un
vistazo a la calle Caballeros, y recordamos, pasando la sastrería de Antolín,
el edificio del Iryda, que tanto movimiento tenía hace décadas, con su
ordenanza de gris, y sus incontables paseos a los bancos y diferentes
instituciones. El desaparecido Hogar del Pensionista en el núm.21, que mantuvo
abierto la Caja de Ahorros de Jerez, junto a la esquina de Doña Felipa.
Continuamos
adelante por Calle Ramón de Cala, la de las casas "encalás" y flores
en los patios. Hay que recordar a Radio Popular de Jerez y en su planta baja el
almacén de Félix, después su hijo Julio; la Confitería de Manolo, el estanco,
la droguería Galván, y como no, el Bar Maypa, distintivo de este barrio, con
sus clientes incondicionales, donde no se cabía, y menos en Semana Santa con la
recogida del Cristo, y el bar decorado con carteles de otras localidades.
Calle Zarza,
Molineros, la estatua homenaje a Lola Flores, "La Faraona" abrazando
su barrio, obra de Víctor Ochoa. El Palacio de Villapanés del s. XVIII, de
estilo barroco y neoclásico. Un marqués rico entre tanta pobreza. Palacio
monumental con mármol de Génova, la mejor biblioteca, pinturas murales, San
Miguel y San Rafael vigilando las esquinas de las calles Empedrada y Cerro
Fuerte, a la sombra de los olivos que flanquean la portada. Actualmente es de
propiedad municipal, con destino ligado al mundo del flamenco.
Monumento a Lola Flores |
Palacio de Villapanés |
A la
izquierda del Palacio, casa de vecinos catalogada como BIC, cuyo uso actual es
el alquiler de apartamentos.
Llegamos
hasta La Plazuela, cuyo nombre actual es Plaza Ntro. Padre Jesús de la
Sentencia, aunque el original fue Plaza Orellana. La Plazuela acaba cuando
comenzaba la antigua calle Barquero, que se prolongaba hasta las Puertas del
Sol.
Calle Empedrada |
La parte del Palacio de Villapanés pendiente de rehabilitación, en calle Empedrada |
Esta parte
del barrio está formado por La Plazuela y el Campillo, en el que encontramos
las calles Pavía, San Justo, La Plata, San Clemente, Sol y Cañameros, entre
otras; en medio, La Plazuela, y conectando con calle Porvenir, la calle Pañuelo
de la Yedra. El acerado de la mayoría de sus calles, están adornados con
naranjos, que alegran de colorido e impregnan de olor a azahar este
entorno.
Calle Empedrada |
Ermita del Cristo de la Yedra |
Monumento a La Paquera |
Calle Sol |
Aquí se
siente el espíritu flamenco por los 4 costados, sin plantearse hace décadas, si
había más o menos gitanos. Todos eran gente del barrio, no siendo esta raza de
las más pobres. Esta mezcla comunitaria arropaba la Ermita de la Yedra del
s. XVIII, de estilo barroco, en la confluencia de las calles Sol y Empedrada,
que tuvo su origen en una Cruz de Humilladero. Aunque la Ermita es pequeña,
domina la plaza, pero compartida ahora con el monumento a La Paquera.
Azulejo con el Señor de La Sentencia |
Azulejo con Nuestra Señora de La Esperanza |
Cristo de La Yedra |
Interior de la Ermita del Cristo de la Yedra |
Bajando por
Calle San Clemente, alcanzamos El Campillo, y un poco más abajo "La
Hoyanca", zona donde se perdió el juego de barrio para convertirlo en
bloques de viviendas. A un extremo vemos la Ermita de San Telmo, la
máxima expresión del Viernes Santo para los campilleros. Ermita sobre las
extinguidas Playas de San Telmo, fue levantada por el gremio de barqueros junto
al embarcadero San Telmo. Dedicada al santo dominico Pedro González Telmo, y
fue usada para el retiro de dominicos entre los siglos XVI y XVII.
Ermita de San Telmo |
Patio con naranjos en la ermita de San Telmo |
Nudo de San Telmo |
Nudo de San Telmo |
Plaza del Santisimo Cristo de la Expiración |
Azulejo de la Virgen del Valle |
Azulejo del Cristo de la Expiración |
La virgen del Valle y el Cristo de la Expiración |
POEMA DE LA PLAZUELA
Nos trasladamos a los tiempos de nuestra niñez
A la vida en la calle, a las casas de vecinos
A charangueros repartidos por las esquinas
Alcachofas, castañas y cubiertos de caramelo, los
perillos
El kiosko de madera en
medio de la plazuela
Talleres de
bicicletas, droguerías, carne de caballo, alpargaterias, refinos
Un salto a calle
Porvenir, Cinema X, Circo Ruso, Berlín circus, Manolita Chen
Ciudad de los
Muchachos, niños de barrio circense, variados destinos.
Al fondo Madre de Dios, único camino para llegar al
Mundo Nuevo
El convento, las casas de los ferroviarios,
trabajadores de la Renfe, trepadores de los silos de trigo
Aparcamiento y trasiego de camiones y tractores al
final del barrio, para trasladar la mercancía a los trenes.
Asentamientos en Campillo, casas de lata, nómadas
anuales, gitanos andarríos
El Horno de los Madrileños, donde se crió Jesús Rodríguez
La panadería de Anita Román, la barbería, el Terraza
Sol, cine de barrio genuino
El tabanco de los burros, en el 17 de Puertas del Sol
O el de Ignacio, esquina calle Pañuelos, famoso por
las juergas amenizadas con vino
El reñidero de gallos, sangre en la arena,
pescuezos "pelaos"
El garaje de los Amarillos, la Bodega de Cala, ahora
Blanca Reyes, oloroso y fino
El Consumo, esquina Méndez Núñez, control de entradas
y salidas
El dispensario de la beneficencia, Coto grande, coto
chico
El Campillo, las corraleras,
se vivía pared con pared,
flamenco compartiendo sus vidas, sus problemas,
las noches de calor, las bodas, zambombas alrededor
del patio,
arte por doquier, la pureza de Jerez.
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